Luis LUCHI
LUIS LUCHI
Cuatro re/tratos por Martín "Poni" Micharvegas
El Sena Para mí
Sé un poco para mí
Sena, que otros poetas te poseyeron.
Me encuentro tan lejos
para nadarte o andarte en bote.
Si tuviera montones de dinero
bien sabes que apoyaría en las barandas
de tu ruta encajonada
mi cabeza con penas.
Y diría, esto lo imaginaba,
aquello está en su lugar.
O pronto descubriría un recodo
que gocé o viví
y estaré en condiciones de prever;
ahora voy a ejecutar tal palabra,
tendré una aventura,
imitaré a la luna
o reconoceré que estoy soñando.
Lo más seguro es que estaré soñando.
Y como me gustaría, Sena,
andar por tus orillas
en una ola sin reposo
de tus períodos de paz.
Presiento que las primaveras
me envolverán,
y estarán inquietas
cuando no me sienta feliz
y yo les explicaré,
nunca podría dejar de explicarles
que no estoy triste por ella,
que todo lo que puede irme bien
aquí me ocurre.
Que a pesar de haber llegado
sin ser joven
es posible que me miren y estimen
nada más
que porque escribo versos,
nada más que por eso.
Y pueda ser que me decida,
por qué no,
a tirarme en tus aguas y morir.
Y contarán de mí,
eso espero,
un poeta,
argentino,
dejaré mis documentos en regla;
se hundió en el Sena porque lo quería
habiendo tantos ríos en el mundo,
y en su país.
Luis Luchi (de “El ocio creador”, 1969)
La Senna per me
Sei un po' per me
Senna, che altri poeti ti possedettero.
Mi trovo troppo lontano
per nuotarti dentro o attraversarti in barca.
Se avessi un mucchio di soldi
sai bene che appoggerei alla ringhiera
del tuo percorso circoscritto
la mia testa con pena.
E direi, questo lo immaginavo,
quello sta al suo posto.
O presto scoprirò un’ansa
che godetti o vissi
e sarei in condizioni di prevedere;
adesso sto per emettere questa parola,
avrò un’avventura,
imiterò la luna
o riconoscerò che sto sognando.
Ma più sicuramente che starò sognando
e come mi piacerebbe, Senna,
andare per le tue sponde
in un’onda senza riposo
dei tuoi periodi di pace.
Ho un presentimento che le primavere
mi avvolgeranno,
e saranno inquiete
quando non mi sentono felice
e io spiegherò loro,
che mai potrei non spiegar
che non sono triste per loro,
che tutto quello che mi può andare bene
qui mi accade.
Che nonostante sia arrivato
non più giovane
è possibile che mi guardino e mi stimino
soltanto
perché scrivo versi,
soltanto per questo.
E può darsi che mi decida,
perché no,
di lanciarmi nelle tue acque e morire.
E diranno di me,
e lo spero,
un poeta,
argentino,
lascerò i miei documenti in regola;
affondò nella Senna perché le voleva bene
avendo tanti fiumi nel mondo,
e nel suo paese.
Luis Luchi (de “L’ozio creatore”, 1969)
Traduzione: Carlos Sanchez
Tres Poemas y tres cuadros
y una foto
y nota bio de
KINOTO (*)
ilustrador de algún libro de Luis Luchi
(*) El ceramista y pintor argentino Miguel Ángel Ratto Carmisciano, conocido como Kinoto,
establecido en Sant Rafel desde 1978, falleció en el hospital Can Misses (Ibiza) a los 67 años
LA POESIA ES LA JUVENTUD QUE DURA TODA LA VIDA
(Luis Luchi)
Fraternal homenaje a la voz grave y popular,
limpia y libertaria, de tan preciado bardo
por Martín "Poni" Micharvegas, da "Resumen Latinoamericano" (enero-febrero, 2001)
LUIS LUCHI: Triunfo de la antiretórica, victoria del antihéroe
Cada uno tiene sus formas de arreglárselas con el azar. Dicen – Napoleón dixit – que sólo el cálculo podría vencerlo. Nosotros o una generación de argentinos como nosotros, lo que intentábamos vencer no era precisamente al azar, sino al cálculo. Siendo poeta, escritor de versos, la responsabilidad era por por partida doble.
Como hombres que querían encontrar un sentido no ya individualístico para sus viditas, nos vimos en la obligación de probar con cualquier cosa que estuviera medianamente regulada. Lo que se denomina la poesía, era un campo propicio. Terrenitos jamás ni totalmente explorados ni explotados siquiera, terrenitos de nadie ( y no tierras de nadie , ya que desde siempre y por las peculiaridades de aquellos territorios, nos estuvo vedado poner los pies sobre esas extensiones latifundistas ) y donde uno, con tenacidad y trabajo, podía levantar su ranchito de palabras.
Las muchachas y muchachos de los ’60 ( claro que también tiene que ver con la línea de colectivos que hacían la ruta Constitución – Tigre Hotel! ), nos considerábamos mucho mas alienados que los
correspondientes humanos de generaciones precedentes. No era algo cuantitativo, no era sólo estar mas rayados que algunos de los que nos antecedieron. Era la nuestra una ponderación cualitativa,
un fenómeno extrañamente solitario, de mejor tela. Era una soledad superpoblada de acontecimientos vitales y desastre mortíferos: biográficos, históricos, sociales. Recuerden: Revolución Cubana, CONINTES, nevada de votos en blanco. El Onganiato. El Che en Bolivia, los provincianazos. Como se ve no había mucho lugar para el azar. La tarea era contra el cálculo.
La poesía, el poema, la poética ( formas discursivas que en el mejor de los casos se realizan cuando encuentran orejas y corazones que las oigan y abriguen ), era uno de aquellos potreros baldíos de nadie. Quien más, quien menos, traía un despiste mas grande que el de un turco en la neblina. Y si hoy yo historiso, a grandes rasgos, mi relación con el poeta Luchi, no estoy dándole cuerda a habladurías sobre relaciones interpersonales, sino que significo una manera de ser de muchos inquietos en aquella búsqueda del terrenito propio en la poesía que va del ’60 hasta los funestos ’76.
1958. Estudiantes del Centro de Medicina de Buenos Aires organizan una lectura de poemas. Eran muchachos de los barrios cercanos a la Facultad y otros, como yo, venido de los suburbios ( recuerden que hasta 1955 no había filtro selectivo y aristocratizante que impidieran que los hijos de los trabajadores ingresaran a la Universidad ). La memoria no me falla: “El evento fue todo un éxito!”, como comentaría un viejo amigo cuentista de un boliche de la Avenida Corrientes: Luchi figuraba entre los poetas que aquello jóvenes habían seleccionado para participar. Su personalidad era ya un secreto a voces: un tipo extraordinario que publica su primer libro ya casi con 40 abriles. Un personaje áspero y ácido como un vino berreta, un pelirrojo con voz de ginebra desastrosa, entonces vendedor callejero de libros que pateaba la ciudad de costa a costa,
buen amigo con un gran maletín muy sobado, mejor hermano en las mesas quemadas por puchos del bar “El estaño”, hombre convocante, reunidor y dulce y profundo como una puñalada en duelo.
Su poesía era de una compleja sencillez. Nombraba cosas y situaciones que conocíamos todos pero que, dichas por él – en eso residía su inigualable gracia -, se convertían en elementos universales. Y estoy hablando de un pan, de un afecto, de una mujer que estaba despidiéndose siempre, de un desasosiego, de un río francés.
Como no podía ser de otra forma, Luchi agrupado con una basca de amigos, tenían su propia editorial autogestionaria, “El matadero”, desde la cual, cuando los bolsillos podían porque las ganas no faltaban nunca, publicaban sus sueños. La poesía de Luchi ya andaba de boca en boca. Los ejemplares editados eran pocos y se esfumaban enseguida. Toda esta actitud era claramente una opción. Ya vendría el tiempo de la multiplicación de los panes,
mientras nos íbamos bebiendo toda el agua transformada en vino.
Todos ustedes saben que conocer a un hombre no quiere decir haberlo visto, haberse empedado juntos o haber mirado juntos adentro del pan abierto para ver si la feta era de justicia social.
Fuimos conociendo a Luchi a través de sus poemas. Es decir: de su manera de estar y ver el mundo. Su poesía es coloquial, charlada, extraída de lo oído, de lo hablado con otros o de lo dicho para sí mismo en esas largas caminatas citadinas y enciclopédicas. Pero lo bueno en Luchi era que también escribía vergüenzas que otros sepultaban, cosas dañinas y dañosas que se sorprendía poseer. Y no era autocompasivo ( ya que serlo en aquellos años era tan espantoso como ser estalinista! ) No lamía sus llagas en público como para que la barra de amigos viniera y le quitara la piedra de la mano o le recetara Cicatul para sus quemaduras. Según le diera la loca, también podía descolocarnos haciéndose el necio, el recio, el feroz. Estuvimos con él en días de auténtica ira, puteando contra viento y marea por tanto oportunismo, tanto tipo de carne convencional que se creía de bronce. Luchi era algo como el Superyó – la conciencia sobrexigente – de un submundo abismado.
Quienes les fuimos tratando, tuvimos que acostumbrarnos, sin solemnidad, a tomar la vida rigurosamente en serio. Y así el amor y las mujeres, la fraternidad y la calle, la locura, la miseria y la muerte, la velocidad del éxito y la empecinada satisfacción de andar lento a contrapelo, debieron ser tomadas como cuestiones estrictamente
serias. De Luchi aprendimos que el prestigio, esa maldición de ser “un artista conocido” en esta sociedad sostenida por millones de desgracias anónimas, era algo que, sistemáticamente, habríamos de expulsar de nuestros terrenitos. Muchos se consideraban poetas – apuntaba – porque no terminan de rellenar el renglón.
Para hacer poesía no se precisaban más que un lápiz y un papel.
Y no eran puntos programáticos. Un afirmar: “ así hay que hacer!”
No era el dogmatismo al revés de un libertario. Luchi nos mostraba que hombres y mujeres estábamos hechos de contradicciones. Quie todos nuestros días no eran otra cosa que una inmensa contradicción. Y que había sepultureros de esas contradicciones que, ya puestos a palear, sepultaban de paso cañazo nuestros días.
En él la seriedad no era la falta de alegría. Ni el rigor una circunspección. Antes bien, seriedad y rigor eran reclamar por la falta de alegría, de dignidad humana, de igualdad de oportunidades, de hambres carencias que ningún grito de rabia podría nutrir.
Habiendo tantos hombres alrededor con tan pesadas cargas, el futuro ( soñado, exaltado, reconvenido ) era una furibunda tarea del presente. No sé cuántos millones de desposeídos y marginados atraviesan por sus versos. Pero con un dedo mocho nos señaló:
Todo lo que se nos acerca, si estamos atentos con los ojos abiertos, cabe en nuestros poemas.
Luchi es uno de esos tipos que tienen sueños que no les dejan dormir. Y estaban, sí, cómo no! Las fórmulas de la cataplasma oficial, gilitos autores de confesiones publicables en suplementos literarios de grandes tiradas. O el recurso del hermetismo: colmillos retorcidos, la escritura entrelíneas, el contrabando codificado que una élite de padecedores devoraban como Genioles. Lo hablábamos ayer, en el asado criollo que siguió como fiesta al 1º de mayo: Vos, Luisito, viviste, vivís y vivirás con los ojos abiertos.
Sí, por ser hombre de lo más dilecto de nuestro pueblo, a él – y a otros como él -, no le estará permitido el juego o el refugio o la derrota de la ceguera. Poetas como éste no pueden cerrar los ojos ante tanta iniquidad actual, tanto estropicio deliberado, tanta estulticia masacradora. Luchi sabe que se puede esperar todo de aquellos que jamás tuvieron nada. De allí su amor por los que sufren y su no-adhesión abstracta al puro dolor.
En su poesía, cada palabra, a veces deliberadamente trastocada en su grafía, en su sintaxis, violada en su sacro valor semántico, no es otra cosa que el acto de una afirmación. Seguirlo en la lectura y en la comprensión polivalente de su poética, significará aceptar esa violencia constante de nuestras existencias absurdizadas.
La famosa lucidez – tan prístina en otros, tan mot just, palabra justa,
pulcra, abrillantada o tan concepto diamantino, acicalado, pretensioso –, en Luchi la encontraremos como una presencia tambaleante, un haz de luz que marcha a tropezones, como idas y vueltas de un ser confuso. Reconocer esto es dar credibilidad y existencia a una poética del humano trastocado, sustraído, forzado y extrañado de sí mismo.
Hace mucho que nos habla. Y, para nuestra fortuna, por mucho tiempo nos seguirá hablando. Eligió el verso. Su sentimiento del mundo encontró allí la herramienta más efectiva de darse a conocer. Y si no acentúa, si pareciera que no corrige, si lo que propone no aguarda conseguir toda la razón, si juega con todos los agujeros de la perforada, acribillada esperanza argentina, lo hace para hacernos sentir imperfectos, posibles, futuros y, a la vez, los más próximos a una manera de ser que no necesitará de tanteos, ni de ojos cegados o bastones blancos para enfrentar la atroz realidad laberíntica que, como argentinos, nos toca transformar.
Martín Micharvegas
2 de mayo de 1980
Madrid
( Texto leído por Micharvegas en la presentación del libro de Luis Luchi,
“ Gracias, Gutemberg!”, en el auditorio de la Asociación Española de Derechos Humanos, Madrid, mayo de 1980 )
BIOGRAFÍA
“Para mí la poesía es prácticamente esencial. Es el objetivo de mi vida. Desde hace muchos años es algo central para mí. Es lo único que tengo. Siempre estoy juntando papelitos.”
Luis Luchi
Luis Luchi (cuyo verdadero nombre era Luis Yanischevsky Lerer) nació el 11 de octubre de 1921 en el barrio de Villa Crespo de Buenos Aires, Argentina, hijo de Gregorio Yanischevsky y Paulina Lerer, inmigrantes judíos ucranianos. Hacia 1926, se familia se muda a Parque Chas, barrio de Buenos Aires que el propio Luchi se encargará de convertir en uno de los más míticos de la ciudad. En 1944 se casa con Irene Lavalle, con quien tiene tres hijos. Militó activamente en el Partido Comunista. Sin embargo, con los años se acercaría al anarquismo, con el que, de hecho, siempre había simpatizado. Trabajó como obrero gráfico en editorial Atlántida y como vendedor viajante de libros en Uruguay y Argentina, escribiendo siempre, obstinadamente al margen de la cultura oficial. En los años sesenta se integra en el grupo y editorial El Matadero, integrado por Guillermo Cantore, Blas Raúl Gallo, Nenina Caro, Mario Lesing, Arminda Ralesky y Lubrano Zas, entre otros, quienes se proponían publicar a jóvenes con sentido popular. Frecuenta la amistad de Antonio Berni, Juan Gelman, Juan Cedrón (que con su cuarteto graba A Luis Luchi), Javier Villafañe (quien le inspira un ensayo sobre el oficio de titiritero), entre otros, y a finales de la década y principios de la siguiente forma el grupo Gente de Buenos Aires, junto con el poeta Roberto Jorge Santoro, el actor Héctor Alterio, el músico Eduardo Rovira (que pone música a varios de sus poemas) y el artista plástico Pedro Gaeta con el objeto de acercar la cultura al pueblo presentándose en clubes de barrio, sociedades de fomento y escuelas. Luis Luchi, profundo admirador de César Vallejo y Vladimir Mayakovsky, recurre a la ciudad, el barrio, el tango y las luchas sociales como temas de su obra, siempre marcada por el humor, la ironía, el compromiso contra toda injusticia y una cierta, sutil, melancolía.
En enero de 1977, a causa del golpe militar, Luchi y su esposa, solidariamente comprometidos con la causa de la justicia y la libertad, deben abandonar el país. Se exilian en Barcelona, concretamente en la calle Robadors del barrio del Raval, escenario de muchos de los textos más logrados del poeta. Funda el sello editorial El Escorxador (en 1980) y se convierte en un referente para todos los exiliados argentinos, no sólo por su conducta permanentemente solidaria, sino por su actitud ante la vida y la poesía, entre las cuales Luchi fue la prueba de que no existen diferencias. Con los años, su actitud fraternal, desinteresada, coherente con los valores esenciales de la dignidad, la solidaridad y la justicia, no sólo le ganó innumerables amigos y lo hizo merecedor de incontables homenajes, sino que lo convirtió en un ejemplo, tanto desde el punto de vista humano como literario, de integridad ética.
Ignorado por la cultura oficial, pero admirado por sus numerosos amigos y lectores, Luchi murió en Barcelona el 21 de octubre de 2000. Sigue vivo, sin embargo, en la memoria de todos aquellos que tuvieron la suerte de tratarlo y frecuentar su poesía. Luis Luchi nos legó la poco usual certeza de que la literatura puede hacer mejores a los hombres y al mundo, y él mismo fue la mejor prueba de que ello es posible.
Bibliografía de Luis Luchi
Libros:
El obelisco y otros poemas, Signo Publicaciones, Buenos Aires, 1959
El ocio creador, Ediciones Stilcograf, Buenos Aires, 1960
Poemas de las calles transversales, Editorial Salamanca, Buenos Aires, 1964
La vida en serio, Ediciones Stilcograf, Buenos Aires, 1964
Vida de poeta, A.Burnichon Editor, Buenos Aires, 1966; reedición: Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2003
El muerto que habla. 48 penúltimos poemas/Poemas cortos de genio, Ediciones Buenos Aires Leyendo, Buenos Aires, 1970
Ave de paso, Ediciones Noé, Buenos Aires, 1973
Los rostros, Ediciones Gente de Buenos Aires, Buenos Aires, 1973
Poemas 1946-1955 (carpeta), Editorial Papeles de Buenos Aires, Buenos Aires, 1975
La pasión sin Mateo, Ediciones de Buenos Aires, Buenos Aires, 1976
¡Gracias, Gutenberg!, La Lira Argentina, Barcelona, 1980
Resumen del futuro, Ediciones del Escorxador, Barcelona, 1984
Antología poética, Editorial Fundación Ros, Rosario, 1986
Fuera del margen, Utopías del Sur, Cuadernos de Poesía Labio Partido, Buenos Aires, 1992
Mishiadura en las dos ciudades (Buenos Aires-Barcelona), Ediciones del Escorxador, Barcelona, 1993
Jardín Zoológico, Ediciones Último Reino, Buenos Aires, 1995
Contestarse a sí mismo en el canto, Ediciones Bajo el Poncho, Barcelona, 1997
Poemas y pinturas (Poemas de Luis Luchi y pinturas de Miguel Kinoto Ratto), Barcelona, Save As, 1999
Amores y poemas en Parque Chas (caja-carpeta), Ediciones Gente de Buenos, Colección La Pluma y el Pincel, Buenos Aires, 2001
Paseo por la capital de Luis Luchi, Ediciones Último Reino, Buenos Aires, 2003
Discos:
Tango de música a lo lejos (sencillo), Ediciones Gente de Buenos Aires, Buenos Aires, 1966 (poemas y voz: Luis Luchi; música e intérprete: Eduardo Rovira; ilustración de cubierta: Pedro Gaeta)
Antología por mí (LP), Buenos Aires Oyendo, Buenos Aires, 1969 (poemas y voz: Luis Luchi)
A medio hacer todavía (LP/cassette), Barcelona, 1982 (poemas y voces: Luis Luchi y Alberto Szpunberg; música e intérprete: Jorge Sarraute)
Todos se dan vuelta y miran. Poetas argentinos en BCN (CD), Barcelona, 1999 (poemas y voces: Luis Luchi, Susana Drangosch, Andrés Ehrenhaus, Jonio González, Alberto Szpunberg; música: Jorge Sarraute)
Los todopoderosos
Así en montón y sobre sus pedestales
dioses y presidentes ocupados
caudillos y capataces
directores de empresas
jefes de estación
comisarios de seccionales
popes
jueces con el clavel en la solapa
delegados encargados del orden
capitanes de boiescáuts
guardas de tranvías
patrones de fábricas
cuidadores de plazas
vicegobernadores en ejercicio
capos en general
tenientes coroneles y sargentos
padrecitos de pueblos
porteros de ministerios.
Todos en montón
concluyendo la meta final
de las aspiraciones.
¡Eh mandamases todopoderosos!
Todos en montón si
todos juntos
y uno por uno
se pueden ir lo más rápido posible
a la mierda.
Paseo por la capital de la plata
Aquí me tenés país
desnudo he venido al mundo
no te sembré la patria
excepto un rosal
que una vez planté
y mi dulce mamá
que enriquece dos metros de tierra
esperabas de mí
por lo menos
ganas de trabajar
aquí me tenés país
escribiendo versos
con el desencanto
de los necesitados de mano de obra
en los momentos de desarrollo
que se aguanten los perversos
falsos
mentirosos
que para mí apátrida
los cuentos no sirven
nunca me acogerás en tu seno
nadie me pidió
ni yo
nada tengo para dar
nada me dan
ni los documentos
soy una porción de mapa
un montón de gente
luisito pedro alberto
irene
la ñata toto
un montón
que viven en pueblos
donde saben lo que hacen
y antes de fabricar riquezas
crean los calabozos para cuidarlas
correos teléfonos
espías inconfesos
hoteles llenos
de pulgas argentinas
y perros muertos de rabia
viajan en bicicletas motos
ómnibus aviones
se despiden siempre están ocupados
arrancan hojitas de almanaques
esperando la noche del descanso
pero felipe orfeo
a esa misma hora
la nación les obliga publicar noticias
y consiguen dormir de día su conciencia
qué hacer conmigo país
¿regalarme zapatos usados?
soy de otra raza
judíos envenenados por la ganancia
fuera conmigo país
que pago impuestos al comprar fósforos
y enciendo continuamente
sobre la prosperidad que por mi culpa no existe
cómo es posible país
no ser masón espiritista socialista
no ser rotario empleado de banco católico
contar historias con fruición
reírme de san martín
hablar serio con bustamante
dudo de la legitimidad
en las bebidas
de los huecos de los buzones
del sexo de las protitutas,
así soy yo
me podés echar
justo para navidad
o para peisaj
o para el ramadán
dónde voy a ir
a comprar caramelos al almacén de enfrente
a sonreír al cine donde esta prohibido fumar
y después pedir un catálogo
con aldeas y lluvias al mediodía,
canto país
porque me gusta cantar
y cuando estoy solo
lo hago con voz firme
y bien entonada
al acercarse otro argentino
enmudezco su recriminación
por vergüenza de mi hombría que no está en discusión
a esto he llegado país
el amor es lo que quiero
no lo escribo ni lo alquilo
no se paga ni tenés nada que ver
estoy acosado por la muerte
cada vez que abro una puerta
la alegría de vivir
no tiene que ver conmigo
ni los ruiseñores del sonar divino
me identifican
y como temo equivocarme
porque a esto lo llamo canto
si algo me queda agregar
decido:
soy su enemigo
me pueden fusilar
me pueden perdonar
pueden llamarme por teléfono
52-6896
decirme un chiste
que no voy a perder
aunque soy de reacciones lentas
tengo sentido del humor
hacerse que no me conocen
hacerse que me conocen
decepcionarse de mí
y contárselo entre ustedes
yo entre el séptimo y el octavo
vaso de ginebra
les diré
tratando de no hacer mal a nadie
préstenme las obras de kropotkin
que tengo ganas de leer.
Del libro VIDA DE POETA
Calificaciones
Ellos son malos
egoístas
perversos
antisemitas
antinegros
superficiales
ignorantes
ahorrativos
insidiosos
cuenteros
solitarios
repulsivos
calculadores
fusiladores
propietarios
sarcásticos
mentirosos
sensuales
respetan los símbolos
pegan a los hijos
pegan a los hambrientos
pegan a los inseguros
pegan
a los versificadores
a los prosistas
acumuladores
escribanos
turistas
son y lo cuidan
son y no mueren
son y son viejos.
Saben calcular
saben lo que les espera
saben leer
saben pagar
saben.
Mienten a las esposas
mienten al fisco
mienten a los hijos
mienten a las amantes
mienten al médico
mienten.
Temen a la muerte
en el hospital
en la cama
en el satélite
en las películas
temen la poliomielitis
temen al ajedrez
temen que ocurra lo que no esperan
temen.
Ellos son
ministros
jefes de policía
masculinos femeninos
ebrios a las seis
solitarios
malos
egoístas
ambiciosos
ignorantes
odian a los inquietos
a los inseguros
a los que dudan
a los que pegan fuerte
a los que no pegan
a los que no siguen
a los que no quieren
a los que leen
a los que dudan
no son dóciles
la horca
no son canallas, fusilarlos
no son carneros, expulsarlos
no son propietarios, expulsarlos
no son incondicionales, expulsarlos
no son solitarios, aislarlos.
Ellos sobornan
televisión
revistas
diarios
cigarrillos
cocaína
preservativos
comidas
sueños de viajes.
Ellos sobornan
mantienen bebidas
mujeres
vinos
y canto
pagan
Viena
pagan
técnicas sexuales de amor incondicional
pagan
las experiencias.
Compañeros: ellos mueren
no quieren morir
morirán igual
lo digo yo
quién soy yo
en esta época de la
decadencia absoluta
del capitalismo
financiero imperialista
lo digo yo
que tengo un poema
completo preparado
sobre lo que somos nosotros
en esta época
del capitalismo
agonizante
decrépito
agonizante
lo digo yo y basta
soy responsable únicamente
ante mí
ante mi mujer que quiero
ante mis hijos
por quienes tiemblo
ante mis amigos
unos notables adolescentes crecidos
que son rebeldes
porque el mundo no les gusta
en cuanto les guste
firmarán mi orden de ostracismo
soy responsable ante el
almacenero
a la vez bolichero
descendiente directo de los antiguos bolicheros que expendían
el alcohol cuando Juan Moreira, Martín Fierro, José
Hernández, Federico Wernicke, podían caer en cualquier
momento de sorpresa
ante el estado federal comunal provincial
ante el crepúsculo
que no sé bien por qué me persigue.
Responsabilidad
ante las mujeres que amé
y nunca se enteraron
las que se enteraron
y me rechazaron
las que vivieron conmigo
las que me acunaron
las que me delataron
las que me quisieron.
Pero sepan yo no como más
no bebo más
no lloro más
no espero más
no grito más
no lamento más
no quejo más
no más
bebo más
bebo más
bebo más.
Del libro POEMAS CORTOS DE GENIO
Los nombres y el amor
Gladys y Roberto se enamoran en televisión.
Teresa en el teatro,
Ludmila en el Colón.
Alicias arrancan tiernas palabras en las plazas,
Patricias serán mujeres temerarias,
Irmas maternales.
Las Elenas de ojos azules
vengadoras desde sus antepasados
de ojos azules, ojeras violetas.
Robustianas sacarán agua del pozo,
violadas sobre yuyos.
Eugenias morirán en los partos de las generaciones,
cayéndoseles el libro de la mano.
Mary, July, Pegy,
rebeca, venancia, hilda, bety
vivieron la primera experiencia profesional
de la pasión juvenil argentina
en ascenso;
con pesar las usaron
como máxima ofensa individual
para tirar a una cara.
Jacobas pasarán plumeros en los escritorios
bajo la mirada calificativa de los sobrestantes.
Isabeles, galleguitas divinas,
enamorarán a gayegos mayoristas,
sabrán contar pero no leer;
Gracielas sí sabrán leer
lo enseñaron con sus cuarenta años de maestra rural,
y el caballo del príncipe está sin montar.
Juanas, las locas de amor, en libertad por ahora.
Claras, cuando no presas llevan paquetes.
Tita, Lita, Ñata
jugarán al carnaval;
por la noche se disfrazarán.
Carlota guarda un álbum con actores de cine.
Tanias cargarán de pólvora las balas.
Florencias les curarán las heridas de guerra.
Las Marías Bonitas no se rinden.
Del libro EL MUERTO QUE HABLA
Retratos: los equipos de fútbol
Mena
Bidoglio Mutis
Lazatti Erico Suárez
Nardini (mineral) Sánchez (huesito) Varallo Cusattis
Hanichanai japonés
un montón de pibes
la pelota de cinco
el color de una bandera
fácil de defender;
si no se es de uno
no se es de nadie.
Lauri
Sandrini, Discépolo, Los Indios (todos chacareros)
campeones olímpicos de la mejor carne
buenos aires los espera
gardel, scarfó, bonini,
es verano
qué calor tiene la ciudad,
leguisamo irigoyen radowitsky
muchachos entusiastas
dispuestos a animar la vida
con unas ganas bárbaras
de jóvenes que son
la maffia taborda
villa devoto chacarita
hay que sacar fotografías
diga me lleva
vamos pebete
te llevo a la fuerza
silbar gallos de riña
almuerzos de albañiles
barrios que piden espacio
la procreación es rápida
ferias
viajar en el tranvía 12
conocer la boca del puerto
ser un barco
fugazza anís del mono
escuelas nocturnas en la esquina la esperaba
ya casi no quedaban próceres
sacaban retratos
riganti justo juárez (justo)
pancho sierra
hablaban los difuntos
con barro no se entraba en la escuela
liendres piojos chinches
nos intercambiábamos
todo está retratado
juan b. justo era el arroyo maldonado
el bofe para los gatos
todo está retratado
nadie era nada
ahora lo dicen
para nosotros era verdura
la verdura es prácticamente
un verdadero yuyo
sal y mucho aceite
crímenes por todos los barrios
no había manera de conocer a los cantores
se mataba por celos en ese tiempo
o muy bebidos
la furca el visteo
sobrar al que no sabe
tener miedo cuando se hace de noche
no haber confiado en sí mismo
alumbrado y barrido
era el progreso.