JOTTA
“Jotta” es el resultado de la deconstrucción
de un tal José Manuel Rivera Liébana que,
a la par que iba dejando atrás el lastre de su educación,
se convirtió primero en “JM”
y luego sólo en “J”,
para terminar renaciendo de la mano de Ángel Baltasar,
quien debió pensar, no sin guasa,
que si Picasso tenía doble ese, por qué este otro malagueño de Marbella,
no podía tener doble te: Jotta.
Frustrado guardián bajo los luceros,
cantor de rosarios de la aurora,
besador de pies de María Auxiliadora
expulsado del paraíso del coro,
corredor lento, arquero cegato,
pésimo estudiante con diagnóstico de atención dispersa,
viajero autista,
afortunado inútil para el Ejército,
vendedor de discos y de libros,
afónico locutor de la radio del Movimiento,
actor mediocre de mediocres cortos,
figurante a las órdenes de un ganador del Óscar,
fenicio temerario, patrón de galápago,
forjador de naufragios,
invitado temporal de la gendarmerie royal de Tetuán,
arquitecto quitatiesto
amador huidizo, padre irresponsable,
saltador de zancadillas, marquetero de reciclaje,
colgador de cuadros ajenos, mecenas pobre,
fotógrafo del reencuentro del amigo,
sembrador de sueños de humo,
fundador de museos imaginarios,
buscador tímido de creaciones ocasionales,
marioneta del proceso creativo,
diletante indeciso, parco en palabras,
anárquicamente ordenado,
pensador ausente,
botarate superficial,
navegante en la montaña rusa de la vida,
amigo de sus amigos y amante de la libertad.
¡Qué grande! ¡Qué grande!
¡Qué grande es la libertad!
Jotta Marbella / Abril 2010