JOSETXU
Jose Antonio Gomez Andechaga, bebe en brazos de su abuela Serafina Serna, la madre Rosario Andechaga Serna y el padre Jose Gomez Vazquez (1937)
Reseña biográfica
José Antonio Gómez Andechaga, “El Gayego” para todos sus amigos porteños del Río de la Plata, nació en Bilbao un 30 de octubre de 1936, un mes antes de lo previsto, a causa de los bombardeos, que acosaban esa ciudad y mataron a su padre a los 21 años.
Dado por muerto al nacer, las mujeres que asistieron a su madre dejaron el cuerpecito debajo de la cama envuelto en periódicos y salieron antes que las pillara el toque de queda. Su madre que no se resignó a que su primer hijo naciese muerto. Lo recogió de su envoltorio y amorosamente lo puso en su pecho: el bebé, dando muestras de gran vitalidad, comenzó a mamar.
Desde este nacimiento de leyenda hasta hoy, han pasado poco más de 70 años. El Gallego y algunos integrantes de su familia, recalaron en Buenos Aires, Argentina. José tenía 15 años, - en 1951 -: quedaron asombrado ante un país en el que los obreros trabajaban con zapatos y sombrero.
En la Buenos Aires de los años sesenta compartió con muchos amigos fraternales (Mariani, El Gordo Fox, El yeti Mule, Anitúa, Poni, Ruy Rodríguez y otros) la fuerte ola política e intelectual que sacudía una ciudad pequeño-aburguesada, no obstante los golpes militares que desde 1955, la asolaban.
La dictadura militar de marzo de 1976, lo lleva fuera del país durante dos años, y fuera de sí mismo hasta su caída, en la que no creía quien había nacido en la derrota de la Segunda República Española y durante la instauración de una tiranía franquista que, a sus 40 años, todavía persistía en el poder.
Sus “barcos de papel” como le gusta llamarlos (réplicas exactas y en escala de modelos históricos), tienen como origen sus juegos de un niño sin juguetes en un país desbastado por la Guerra Civil y las consecuencias trágicas de la Segunda Guerra Mundial. Sus parientes le llamaban de pequeño “Tijerucas”, pues era su entretenimiento principal: hacer sus propios juguetes a base de papel y tijeras que armados con sus manos
Los modelos que se exponen en esta serie de fotografías siguen el proceso desde su inicio a partir de una simple hoja de cartulina hasta su acabado final, y son ejemplares únicos, pues todo el bricolaje naval habitualmente trabaja la madera balsa como materia básica.
“Si ustedes me dejaran, les podría decir, que hacer estos barcos, verlos crecer en un proyecto y llegar a parecer que estuviesen listos para zarpar, es mi manera de escribir la poesía!”, afirma un poco a regañadientes. Su perro PomPom, un acanelado pastor vasco que crió desde cachorro, le mira jadeante y mueve testa y cola, como si le diera la razón…
TESTIMONIO DE UN NIÑO DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
En julio de 1937 los franquistas ocuparon Bilbao y unas doscientas mil personas salen en éxodo hacia Santander; caminando por las carreteras mientras la legión Cóndor nos bombardeaba. En marzo de ese año ya había llegado la noticia de la muerte de mi padre (1) aunque no se le dice a mi madre(2) que me estaba amamantando, en este éxodo mi abuela materna (3) con mi madre y mis tías (4) se turnan para cargar conmigo bajo los bombardeos alemanes.
La muerte de mi padre condiciona toda mi infancia y adolescencia no solo por su falta sino porque él muere siendo yo un bebé prácticamente, así entonces no lo conocí ni viví su muerte, él era alguien que podía aparecer en cualquier momento, (mi madre no acepto su muerte durante mucho tiempo) y por supuesto no aparecía, esta era mi paradojal experiencia con la muerte.
Llegados a Santander, ciudad de donde salían barcos de la Cruz Roja para Francia única escapatoria pues estabamos rodeados – y por error de mi familia en la marcha pues la misma se había dispersado intentando cubrirse de las bombas – hubimos de esperar hasta ultimo momento partiendo en el ultimo barco que quedaba, un carbonero con 5000 personas en su bodega.
Mi tía Aurelia no embarco pues en ese tiempo se enamoro de un Capitán Anarquista y decidio seguir la lucha con él en Asturias, de esa aventura nació mi prima Conchi.
Por ser el ultimo barco los puertos que tocaba no nos admitían por estar ya completos de refugiados por lo que hubimos de llegar hasta Saint Nazaire donde nos enviaron a la frontera suiza recalando en una escuela que hizo las veces de campo de refugiados.
La gente del pueblo era fascista y celebraba cada victoria de Franco frente a nuestras puertas lo que generaba pequeñas grescas entre ellos y nosotros debiendo ser reenviados a otro campo en el cual permanecimos durante casi un año: en todo este tiempo - cuenta mi madre – yo solo comía y dormía. Negándome a cualquier otro contacto con el mundo tan hostil que me rodeaba.
Es entonces cuando los franceses ante la inminencia de un posible ataque alemán deciden deshacerse de los refugiados españoles que estabamos casi en la frontera alemana, expulsándonos de Francia.
Había una posible elección entre el bando franquista y el republicano (el País Vasco o Cataluña) la mayoría de los refugiados elige Cataluña, mi madre que no admite la muerte de mi padre decide volver a Bilbao donde cada vez que llaman a la puerta se le salta el corazón creyendo que es él quien vuelve.
En un Bilbao solitario y lleno de franquistas pasamos nuestras primeras noches en la cocina de una amiga de mi madre pues la familia de mi padre franquista a la sazón y que se había quedado con su parte de herencia que mi abuelo había donado en vida, nos rechaza de plano amenazándonos con caer en manos del gobierno franquista.
Eran tiempos dramáticos, nos perdimos y reencontramos durante el exilio aunque en nuestro caso éramos todos del mismo bando, pero había muchas familias divididas ideológicamente y también las que simplemente quedaban separadas geográficamente según quienes detentaban el poder en las zonas. En nuestra familia todos mis tíos maternos (5)
Sufrieron el encierro en campos de concentración con trabajos forzados por sus ideas, el caso de mi tío Ángel que tenia dos penas de muerte, una por actividad política y la otra por sindicalista le mantuvo oculto durante muchisimos años. Mi tío Felipe que cuando se rindió Euzkadi tenia su familia en Santoña, decidió ocultarse en el Peñón donde los hijos y la mujer cuando podían (a escondidas) le llevaban comida hasta que un día que su hijo mayor fue a llevarle de comer lo encontró muerto debajo de una roca por frío.
Lo enterró sin que nadie lo supiese.
Comienza una posguerra de hambre y miseria en la que robábamos para comer, ya que nadie quería saber de nosotros.
La dureza de la posguerra con el racionamiento, el contrabando (estraperlo) la precaria alimentación – cacahuetes con peladura y patatas era lo único que se encontraba -, todo el mundo robaba y la supervivencia acaparaba nuestra atención día a día.
Mi madre viuda con 20 años, a los 25 se vuelve a casar solo por necesidad, ella no podía creer que mi padre hubiese muerto a pesar de que la muerte lo envolvía todo a su alrededor. Aún así tuvo que trabajar por supervivencia igual que muchas otras mujeres en lo que podían, en su caso en una fabrica. Algunas en el campo, otras emigraban, también ejercían la prostitucion y el contrabando.
La adaptación a la posguerra fue durisima tanto así que hubo un 25% de muertes solo en la zona de Bilbao por tuberculosis. La gente se encontraba en estado de mucha miseria y marginación a pesar que entre los republicano existían organizaciones para tareas de supervivencia, las opciones más habituales eran el robo y la prostitucion ya que había una corrupción generalizada en toda España.
Estabamos en la segunda guerra mundial y para el mundo democrático éramos fascistas.
Mis primeros recuerdos de entonces tienen la imagen de nuestra espera hasta el anochecer (mi tía Aurelia y yo) para entrar en una huerta donde robar unas acelgas, mientras que mi abuelo paterno (6) rechazado por sus hijos franquistas por el amor que profesaba a mi padre se reúne con nosotros, recuerdo haber juntado colillas para el abuelo tirando los restos de tabaco quemado y guardando el bueno en una bolsita para que el pobre pudiese fumar un poco.
Eso y sus paseos por Bilbao llevándolo cogido del bastón a mi antojo o subido a sus espaldas son mis mas gratas memorias de entonces de mi abuelo único vinculo con mi padre y mi orfandad.
hasta que en 1951 conseguimos emigrar a Argentina el racionamiento y la represión fueron nuestra vida cotidiana.......
La guerra condiciona mi actual visión política y su recuerdo mis sentimientos.
José Antonio Gómez Andechaga
Madrid 2002 – Testimonio
(para Testimonio literario y testimonio histórico
La Guerra Civil Española)
Universita CA’ Foscari Venezia
(Facolta di Lingue e Letterature Straniere)
Notas
1) José Gómez Vázquez
2) Rosario Andechaga Serna
3) Serafina Serna
4) Aurelia y Pilar Andechaga Serna
5) Angel y Felipe Andechaga Serna
6) Justo Gómez
HOY ARMADOR DE MAQUETAS DE BARCOS DE PAPEL
Desarrollo de la maqueta de un barco de papel por Martha Bello