Homenajes - ricordi
Los Hijos de la Mala Hierba… IN MEMORIAM DE BERTA CACERES
8 de Marzo 2016
Comunicado de POETAP (Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía)
“En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo Lenca resguardados además por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta.”
Berta Cáceres al recibir el Premios Goldman, 2015.
La Tierra es la madre fecunda y generosa de todas las mujeres y hombres. Y primero fue el sol y la tierra, los mares, las nubes y el viento, la lluvia y los ríos, luego vino, la semilla y el fuego, la leche y el pan de maíz. Y las mujeres parieron hijas e hijos que se esparcieron a lo largo y ancho de la Pacha Mama poblando todas las tierras, los valles y los montes de la Tierra.
Los hijos de la mala hierba les robaron las tierras y el agua de sus ancestros al pueblo Lenca y pusieron vallas y alambradas de espinos y eléctricas para acotarlas y decir ¡Esto es Mío! Los hijos de la mala hierba quieren parar el fluir del río y enjaular el canto de los pájaros, quieren silenciar el murmullo del agua. Los hijos de la mala hierba ignoran que nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, de Jorge Manrique en las coplas a la muerte de su padre. Los hijos de la mala hierba asesinaron a Berta Cáceres el tres de marzo del 2016 y no la mataron, que Berta, ayer 8 de marzo, día internacional de la mujer, fue símbolo y bandera de enganche en Honduras y en Buenos Aires, En La Paz y Lima… en Latinoamérica y allí donde late un corazón generoso y lucha una mujer valiente. Berta es hoy, la mujer que lo dio todo por defender la tierra, la dignidad y la vida del pueblo Lenca y el futuro de sus hijos. Berta es hoy más que nunca la voz de los sin voz que se levantan defendiendo el roció de las estrellas y las fuentes de la vida. Berta está viva y seguirá viviendo mientras naden los peces en los ríos, sigan creciendo los cumbillos y ceibas en la selva, florezcan las orquídeas y vuelen las mariposas azules y los colibrís esmeraldas en Honduras.
Berta coordinadora del consejo de pueblos indígenas de Honduras COPINH, sabía lo que hacía y el peligro que corría, responsable de sus palabras y de sus actos de protesta PACÍFICA nunca desfalleció ni se achanto a la hora de enfrentarse con sus manos desnudas y la fuerza de la razón a la razón de la fuerza, la violencia y la muerte, de quienes arrasan los bosque y envenenan la tierra y el agua, las madereras, las mineras y las hidroeléctricas con sus proyectadas represas de Aqua Zarca y DESA sobre el río Gualcarque. Berta, TÚ, te enfrentaste abiertamente el año 2013 al proyecto de EEUU de instalar a la mayor base militar de toda Latinoamérica en Honduras. Y TÚ, denunciaste la entrega de 3 millones de hectáreas terrestres y marítimas a la transnacional del gas y del petróleo la British Gas Group
Tú no has muerto, que has ido más lejos para ser la conciencia indestructible del pueblo Lenca e iluminar los cursos de los ríos y las sendas de las impenetrables selvas. La alargada sombra de las multinacionales y su brazo asesino, el de la insana CODICIA, no podrán con tu larga vida, con la luz azul del Caribe que emanan tus ojos, ni con el magma que brota de la tierra en el eco de tu voz telúrica.
Hija del sol y la tierra, de la lluvia y el relámpago, madre, fuente eterna de vida y sabiduria ancestral, hoy, nos juramentamos todos los Poetas de la Tierra para honrar tu nombre y tu memoria, nuestra voz ya es tuya, seguimos y seguiremos las huellas de tu noble lucha, abriendo nuevos caminos y el cauce natural de los ríos, que mientras haya nubes y sople el viento, caiga la lluvia, crezca la hierba y aniden los pajaros, se amén los delfines y las ballenas azules, TÚ, Berta, serás LA SEMILLA
NO HAY RIQUEZA
No hay riqueza ni gloria
Que compararse pueda,
A la paz que respira,
Quien detiene el tiempo
Y escucha en silencio
El murmullo del agua
ME DECÍA MI MADRE _
I
Debes amar la tierra,
Cuidarla y defenderla
Que cada cual recoge
Lo que siembra,
Y el mar, la sal y el aire,
El sol, la tierra y el agua,
El amor y la muerte,
Son de todos y de nadie.
II
Hijo, amarás el mar y la tierra
Sobre todas las cosas
Respetarás el paisaje natural
Y la naturaleza salvaje
Defenderás la vida de los árboles
Y de los animales.
LA SEMILLA
Todo pasa en la vida,
El amor y la muerte,
Y es nada la fortuna.
Que si algo queda:
Es la voz y el verbo,
El valor del alma.
Que si algo queda
Más allá del tiempo
Es la memoria.
Es la huella eterna
De quién lo dio todo
Sin esperar nada.
Que si algo queda
Es el sol y la semilla,
Es el mar y el viento.
Es el nombre y valor
De quién dio su vida
Por el amor y la vida.
Olivier Herrera Marín
Presidente de POETAP
Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía
olivierherreramarinpoetap@gmail.com
olivierhm.com
HOMENAJE A ROQUE DALTON
( San Salvador, 1935 - 1975 )
Martín Micharvegas
foto: Chinolope
Argentina – desde Madrid
HOY TODO ES TABERNA
EN CUBA NO SERÁ ASÍ!
EN AMÉRICA LATINA NO PODRÁ SER ASÍ!
EN NINGUNA PARTE DEL MUNDO HAY PUMAS
O DA EL SOL SOMBRA ROSADA
O FLAMEA LA CÓLERA COMO UNA BANDERA VERDE,
POR ESO.
( Roque Dalton, de “Taberna”, U Fleku, Praga, 1966 )
puse tus versos como en un atril
y aquí, ya ves, te estoy interpretando
oís la música de tristesa auténtica
que nos arrasa desde tus palabras?
también ya estamos en los güesos
también ya somos senisas aventadas
no nos va nada bien en esta bruma
sí:
tu sol está más malito esta aurora
tan húmedo que parece que yorara
nada cura ya a tu aspirina ideológica
el aire está doliente y muge
las aguas muertas gimen
augados pansa arriba los peses en el río
doblados de rodiyas los árboles selváticos
afónico el guacamayo
amarga la guayaba
mudas las cotorritas verde oliva
caín no encuentra a quién matar
abel? abel? abel? pregunta en vano
todo es muro todo es alambre de púas
todo es lamento de semento
si asomamos la cabeza nos la cortan
si asaltáremos el tren correo
sólo encontraríamos fajos de papel de diarios
más que empeniados
hipotecados están por enterrar la historia
cómo vamos a divorsiarnos de nuestra novia muerta?
y besar y besar y besar
como desesperados desarrapados
sus labios de polvo que ya no son tifones?
estoy hasiendo la larga cola de los sin curro
nos fichan nos sugieren cambiar de ofisio sierran las puertas
delante de mí la frustrasión olvida
detrás huelo el aliento del viejo miedo sin trabajo
el 29? qué 29?
el crác? qué crack?
roque de roca
dalton sin daltonismos:
vos nos enseniastes que un poema se escribe
no para tener razón sino para no perderla
el sistema es la crisis
tu mesmo cómico cosmos es trágico
y bien sabés que tengo corasón
no tendrán que esperar que me infarte para demostrarlo
qué dónde está la esperansa que nos confiaste?
solisitó una larga baja por falta de humor y se la dieron
unos meses después por carensia de amor se dió por despedida
sabés lo que es que un torniyo no atorniye?
una tuerca no tuerque?
un martiyo no tenga clavo en quien golpiar?
una tenasa negra no atenase?
dónde se viera que cuando el faraón se va
se yeve las pirámides?
tu mismo arco iris tiene las cuerdas de color cortadas
todo es de un intenso amariyoasulado japonés
de oleadas de una radiante seguera
tomados de las manos en una humana cadena inmensa
entonces lo cantamos alto tanto como ahora:
no confiar en nadie
no confiar en nada
desconfiar de todos y de todo
especialmente esto:
desconfiar de uno mismo
si te agarraron dormido
no habrás tenido tiempo de espetarles:
van a matar a un hombre!
tranquilo, hermano:
en este nada sorprendente silensio desértico
hoy en coro lo haremos por vos
Madrid / 3487NE- (antiguo 28.IV. 2011 d. C.)
Argentina – från Madrid
IDAG ÄR ALLT EN TAVERNA
PÅ KUBA ÄR DET KNAPPAST SÅ!
I LATINAMERIKA KAN DET INTE VAR SÅ!
INGENSTANS I VÄRLDEN FINNS DET PUMOR
ELLER EN SOL SOM LÄMNAR ROSA SKUGGOR
ELLER KOLERA SOM FLAMMAR LIKT EN GRÖN FLAGGA,
DÄRFÖR.
(Roque Dalton, ur ”Taberna”, U Fleku, Prag, 1966)
jag placerade dina dikter på ett slags notställ
och nu tolkar jag dig här, som du ser
hör du ordens musik
den fyller oss till brädden sorgsen och äkta
nu är vi också bara skinn och ben
nu är vi också aska för vinden
ingenting fungerar för oss i det här dunklet
faktiskt:
din sol är så svag nu på morgonen
fuktig som om hon gråter
din ideologiska aspirin är inte längre något botemedel
luften är stickande och unken
de döda vattnen jämrar sig
fisken i floden har uppsvullna bukar
träden i regnskogen står på knä dubbelvikta
papegojan är hes
guayafrukten besk
stumma de olivfärgade undulaterna
kain finner ingen att döda
abel? abel? abel? frågar han förgäves
överallt murar överallt taggtråd
överallt klagande sand
sticker vi fram huvudet hugger de av det
rånar vi postdiligensen
kommer vi bara över buntar med tidningar
helt pantsatta
belånade för att begrava historien
hur ska vi kunna skilja oss från vår döda fästmö?
och likt desperata trashankar
kyssa och kyssa och åter kyssa
hennes dammiga läppar som inte längre är virvelvindar?
jag står i en lång kö för friställda
de registrerar oss föreslår att vi byter yrke stänger dörrarna
framför mig är frustrationen glömd
bakom mig känner jag lukten av den gamla rädslan för arbetslöshet
29? vilket 29?
krasch? vilken krasch?
roque du var orubblig
en dalton utan daltonism
du lärde oss att en dikt den skriver man
inte för att ha rätten utan för att inte mista den
det är systemet som är krisen
ditt eget gycklande kosmos är tragiskt
och du vet att jag minsann har ett hjärta
de ska inte behöva vänta på min infarkt för att det ska bevisas
var är hoppet du ingav oss?
det sjukskrev sig en längre tid för bristande humor vilket godkändes
några månader därefter begärde det avsked för kärlekslöshet
vet du hur det är när en skruv inte drar?
när en mutter inte tar i gängan?
en hammare inte har en spik att slå på?
den svarta tången inte griper tag?
var såg man en farao försvinna
och ta pyramiderna med sig?
din egen regnbågshinna har avklippta randstrålar
allt är som intensiva japanska blågulaktiga vågor
av lysande blindhet
hand i hand i en oändlig mänsklig kedja
sjunger vi nu högt precis som då:
lita inte på någon
lita inte på något
misstro allt och alla
och särskilt detta:
misstro dig själv
om de grep dig sovande
hann du väl inte bjuda dem spetsen:
man kommer att döda en människa!
lugn, broder:
i denna föga förvånande ökentystnad ska vi idag
bjuda dem spetsen i korus, för din skull
Madrid / 3487NE- (antiguo 28. IV.2011 d.C.)
Tolkning till svenska:
Ingrid Wickström
HOMENAJE A MARIO LUIS DUHALDE
Una gran personalidad combativa, informada, ilustrada y comprometida
con un proyecto de gobiernos de los pueblos para los pueblos...
50 anios batayando con firmesa y riesgos,
quienes hisieron de E.L. Duhalde,
un hombre cabal,
hasta conseguir cadena perpetua para los Genosidas del '76
(Martin Poni Micharvegas)
HOMENAJE A LEÓNIDAS LAMBORGHINI
Sábado, 14 de noviembre de 2009
A los 82 años murió LEONIDAS LAMBORGHINI,
un hombre que partió aguas en las letras
de la poesía argentina
Desde la publicación de El solicitante descolocado,
Lamborghini fijó una expresión poética que fascinó a los lectores.
Su imborrable carcajada impone un adiós sincero.
Leónidas Lamborghini con los diablos azules en Madrid
Juan Carlos de Sancho
Aquella noche del 28 de Diciembre de 2009, día de los Santos Inocentes, descendimos cautelosamente al Café Literario Diablos Azules, en la calle Apodaca/6 en Madrid. Procedente de New Jersey Hernán Fontanet aterrizaba feliz después de haber escrito Modelo y su(b)versión en Lamborghini; de Madrid la profesora y escritora Julia Barella, creadora de una Escuela de Escritura en la Universidad de Alcalá de Henares, venía de promover estilos y laberintos en la institución académica. Martin “Poni” Micharvegas, el artista polifónico, el poeta underground argentino, también se unió al grupo imaginando versiones sobre su panamá negro, su barba blanca y portando un fajo de poemas de Leónidas Lamborghini que había ilustrado al margen. Del Metro Bilbao subía el vapor de los avernos mientras Julio Cortázar dialogaba con Dante en los bajos de la Puerta del Sol*.
Me reuní entre farolas con estos diablos azules, ángeles caídos para la ocasión. Estaba recién llegado de las telúricas Islas Canarias, ávido por escuchar en primicia los poemas paródicos del gran poeta porteño, un artista empeñado en parodiar para no odiar, como diría Cabrera Infante. Admiro a los que se esfuerzan por rizar el humo del mundo desde la vivacidad humorística. Valle Inclán, gran paródico, comentaba que el humor era una forma superada de la inteligencia. Nos abrió las puertas de Diablos Azules Pilar Martínez con su revista Vesarte, la mejor manera de alistarse en su local conspirador.
Estaba también en Madrid Graciela Torrecillas, la mujer de Leónidas, sorprendida del evento inesperado. Llovía a cantaros y el desconcierto y la pesadumbre le impidieron acercarse. Seguía lloviendo y las calles eran espejos que reflejaban la emoción y la alegría de recibir una poesía que nos acercaba a las certezas de Lamborghini: “El Modelo que no se critica te devora. El modelo te persigue, te manda a la hoguera. Además, la parodia desnuda la mentira de una perfección; el modelo se pretende perfecto y la parodia le muestra las imperfecciones... Lo cómico como un límite desde el cual se expresa lo trágico. Lo cómico como lo verdaderamente trágico de nuestra situación, especie de risa desahuciada. Lo trágico visto desde lo cómico... Relación burlesca con el modelo”
Fueron llegando diablillas y leviatancillos y Fontanet explicó los matices complejos de la obra de Lamborghini: “M i investigación aborda la poética de Leónidas Lamborghini, un porteño de ascendencia italiana y judía, que debe exiliarse por más de trece años en México. Su obra crea una exquisita red de significados e imágenes de la revolucionaria ciudad de Buenos Aires de principios de los años setenta en una atmósfera de nostalgia y terror que, a la vez, lo sobrepone, en un posterior movimiento superador, de las desventajas de la expulsión. De esta manera, con un sofisticado uso del lunfardo Lamborghini adopta una sugestiva y nueva perspectiva de la tragedia. Considero que este estudio contribuirá decisivamente a redescubrir la muy leída, pero poco estudiada obra del poeta”.
Mientras hacía de entrevistador accesible el respetable pudo conocer sin equívocos la originalidad más oculta de la obra y vida del poeta argentino. Irrumpió entonces sobre nuestras cabezas una estrella ambarina, iluminando lo que iba a suceder minutos después. Ya estábamos con Leónidas, en plena travesura nocturna, cuando comenzó la lectura entusiasta de sus distritos poéticos. Julia Barella y Poni Micharvegas, recitando con ímpetu, conmovieron la noche madrileña, revelándonos la distinción de donde viene la independencia.
“Todo el infierno está en el limbo y no en el propio infierno” comentó un día Leónidas. Y el limbo era para Virgilio, contestando a Dante, “los que desean y siguen deseando sin la esperanza de poder cumplir sus deseos”. Ya salíamos del Café cuando el cielo de Madrid se llenó de diablos azules, avivando la noche con sus presencias imposibles, divertidas, libres como Lamborghini.
*Julio Cortázar: “Ya en Buenos Aires y en la juventud, el subte Anglo me había llevado a la escritura, y recuerdo que al subir a la superficie mi primer impulso era entrar en alguno de los sombríos y viejos cafés del centro donde de alguna manera se mantenía ese clima de extrañamiento con relación a lo que me estaba esperando el resto del día”.
HOMENAJE A ANÍBAL SAMPAYO
"Homenaje al cantor del pueblo",
de 1975, como para profundisar la memoria de Aníbal...
cuando salió de la cársel y antes de instalarse en Suecia,
alrededor de Mercedes Sosa, quien aún estaba esiliada en Madrid,
intentamos un Homenaje a Sampayo en el Teatro Olimpia,
pero la Guardia Civil lo impidió aludiendo que caresíamos de permisos pertinentes, etésé...
en la caye hisimos un poco de buya!
así que me quedé sin que el Maestro conosiera esta cansión!
luego se la hise yegar, supo de su esistensia,
me escribió con corasón
y nuestra amistad siguió fluyendo hasta "reunirnos" en Gualeguaychú!
Poni Micharvegas
Cantor hermano, cantor duro de boca.
Cantor sutil, hombre blando de orillas.
Como garzas viajeras unidas en bandadas,
así marcha tu canto desplegado en los días.
Cantor del surco cuando pocos araban,
cantor de sueños cuando todos dormían.
Piragüita sonora que baja de la selva,
encarnaste tu canto para pescar la vida.
Tus chamarritas ay! en un mundo enrejado
y tus milongas donde hay aparcerías.
Guitarra que entre humildes fue trabajando el alba,
ella será el salario real por tu poesía.
Varón decidido en las cuatro estaciones,
músico tarareado por el peón galponero.
Techo, pan y trabajo pasan por tus canciones
tal como el Padre Río un ocaso de fuego
Cantor de la verdad que no tiene dos caras.
cantor de la única cara de la alegría.
Hombre a la altura de su canto libre
victorioso volando sobre las villanías.
A don Aníbal Sampayo,
cantor del pueblo uruguayo.
Hoy un cantor prisionero
por querer borrar la historia
( esa que tiene memoria
para el que tiene dinero! ).
Martín Micharvegas
Buenos Aires, 1973
HOMENAJE INTERNACIONAL A LOS POETAS
FACUNDO CABRAL Y GABRIEL CELAYA
VIERNES 16 DE SETIEMBRE DE 2011 A LAS 19 HORAS
EN EL CENTRO HISPANO CENTROAMERICANO
c/ Fray Ceferino González, 4, Madrid
Metro La Latina y/o Lavapiés.
Organizan y promueven:
POETAP Y ARTE TOTAL
Participan:
Antonio J. Sánchez, español - Antonio Ruiz Pascual, español - Vibiana
Zambrano, ecuatoriana - Petria Bozhilova, búlgara - Ruth Rodríguez,
española - Olivier Herrera, español - María Ángeles Jordán, española -
Rigoberto Cairo, cubano - Laura Portillo, ecuatoriana - Antonino Nieto,
español - Gladys Rodas, ecuatoriana - Fernando Cuesta Terán, español -
Enrique Gracia Trinidad, español - Lilian Pallares, colombiana - Charles
Olsen, Nueva Zelanda - Lita Terán, peruana - Seydon Kone, Costa de
Marfil - Eugenia Dumitri, rumana - Martín Micharvegas, argentino -
Tomas Cardoso, paraguayo - Javier Llerena, español - Montserrat
Doudet, española - Paola Herrera Ledesma, mexicana - Carolina Ramos,
venezolana - Aureliano Cañadas, español - Emilio Valladares, español -
Maribel Alonso, española - Marco Tulio, colombiano - Carolina Barreiro,
chilena - Mariella Kohn, afro-peruana - Luis Domínguez, juglar español -
Conjunto rociero Hermandad Nuestra Señora del Rocío de Collado
Villalba, españoles - Julio Hernández, cubano - José Luis Pardo, español -
Felipe Llorente, español - Carlitos Wey, cantante rap venezolano - David
Enríquez, cantautor español.
APOYAN: I POETI NOMADI / EDICIONES DIÓGENES INTERNACIONAL /
REVISTA ISLA NEGRA/ FPI (FONDO POETARIO INTERNACIONAL).
RECUERDOS EN MEMORIA DE FACUNDO CABRAL
“Facundo: vos no querés a nadie!”. Así gritaba al unísono en sus
resitales una juventud apasionada, a comiensos de los ’70, en una
Buenos Aires en torbeyino. Facundo Cabral, sonreía complasido
aqueya “cachada de los pibes”, quienes pretendían dejarle
moralmente en cueros sobre el escenario. Es que para entonses,
Facundo no dejaba títere con cabesa, en su iconoclastía se metía
con todo mal bicho que se moviera bajo el sol. El sábado 9 de julio
pasado, aniversario patrio de la Independencia argentina, nuestro
Poeta-Cantor caía abatido por las ráfagas de fuego crusado de
unos sicarios, en Ciudad de Guatemala, lejos de todos, menos de sí
mismo. Las autoridades polisiales senialan que el objetivo de la
emboscada no era él. En la morgue, contabilisaron en su cuerpo,
18 impactos de subfusil.
Nuestra amistad nasió en aqueyos vertiginosos anios portenios.
Él había abandonado el “Club del Clan”, un esitóso programaómnibus
de la televisión, y también su seudónimo de Indio
Gasparino ( es decir: un modelo de cansión “comercial” y la piel de
un nombre bajo la que protegerse ). Yo dejaba derivar mi práctica
de médico psiquiatra y de poeta de libros autogestionados,
asumiéndome como cantautor de sus propios temas y sosiorelasiones
públicas del turno manianas del “BarBarO” (1), un boliche
con pretensiones de pub y creación “frankeinsteniana” diseniada y
coordinada por Luis Felipe “Yuyo” Noé, sosio-relasiones públicas
del turno tarde. Recaladero de artistas y no tanto, rebeldes con
causa, marginales y bohemios sin esperansa y sin fe, como resaba
el tango. Fue a finales de 1969.
Su línea creativa se basaba en ritmos folclóricos tradicionales.
Básicamente, la milonga, la vidala, la baguala. Aprendidas de su
admirado maestro, Osvaldo Avena. Rodeaba aqueyos ritmos con
letras sensiyas, reivindicativas, desfachatadas. Y a esas cansiones
las sasonaba con comentarios, aforismos, dichos populares, coplas
irónicas y de sarcasmo ásido. En cambio, yo hurgaba en las
baladas y, de vés en vés, en alguna habanera, alguna chamarrita,
alguna bossa nova. Mis letras asentuaban el valor de la palabra
como herramienta de cambio. Dejaba atrás el poemario que no
sabía quien leía y me iba al cara-a-cara entre la gente. Las
preocupasiones de Facundo eran del religare, de la fe y la
trasendensia místico-esotérica. Las mías, de perfiles críticos
sociales, históricos y políticos. Tanto para uno como para el otro, las
audiencias eran las valiosas: que eya escuchara y esa fuera su
partisipasión libertaria en el devenir.
Tal era la controversia que había en nuestros trabajos que, siendo
compadres como lo éramos, desidimos hacer una presentación
conjunta a la que titulamos “Contracanto”, espesie de payada sui
generis , donde cada uno cantaría un par de temas propios por vés
sin mayores comentarios que los impresindibles (2) . Facundo
actuaba como solista. A mi me acompaniaba a la guitarra, Carlos
Carlsen, con quien compusimos un tema con el mismo título del
espectáculo: “ Cantar es haber elegido un arma corta./ Cantar es
haber elegido un arma al fin.”. Él entonaba sus ya meritorias “Ella
no dice nada”, “Estas manos”, “Pobrecito mi patrón” y la lírica
alfombra mágica que lo trasladaría por el aire cantor a sientos de
países y pueblos: “No soy de aquí”. Yo me defendía como gato
entre la lenia con: “Décadas”, “Sudestada”, “El Oso Pérez” y ese
“himno a la alegría” con música de Albe Pavese: “Ha llegado aquel
famoso tiempo de vivir”. Faltó sin previo aviso a un par de
programas. Carlsen y yo, nos arreglamos como pudimos: interpreté
“ No soy de aquí”, para darle satisfasión a sus seguidores y, desde
entonses, la incorporé activamente a mi “repertorio”.
La asistensia lo pasó bien durante aqueyas actuasiones. Algún
semanario, nos prestó relativa atensión: mal que bien éramos parte
de una manifestación a la que ya se la denominaba “Nueva
Canción Argentina” ( y entre los que figuraban : María Elena Walsh,
Jorge de la Vega, Nacha Guevara, Dina Rot, Marikena Monti, Jorge
Shussheim, Piero, Tono Báez, Pedro y Pablo, Gian Franco
Pagliaro, Higinio Mena, Carlos Waxemberg, médico como yo y un
pionero hoy semiolvidado…). Había dos campos nítidos de
intereses ideológicos, además del de intérpretes y cantautores:
aqueyos que recurrían a poner música a estraordinarios poetas
argentinos y universales y los que se desidían por el testimonio y la
esperiensia personal y, en la medida de sus fuerzas, cantar la
poesía de los companieros. Facundo y yo, agitábamos desde esos
segundos potreritos…
Cada tanto venía a casa y senaba con nosotros. Era un hombre
entrador y simpático, frugal y pulcro. En ese minimalismo para vivir,
adoptó como “uniforme” un pantalón y una campera jean
inseparables. En una de las caminatas habituales por el sircuito
carselario cittadino ( desde Plasa San Martín por Florida arriba
hastaCorrientes, por Corrientes todo arriba hasta Callao, por Callao
hasta Avenida Santa Fe y de ayí, abajo hasta el punto de partida: la
Galería del Este o el Instituto Di Tella o algún café sercano tipo el
“Moderno” de Maipú ), le observé que esa indumentaria era la de
los presos de las prisiones norteamericanas. De sobrepique, me
respondió: “Es que yo soy uno de ellos!”
En aqueyas noches, entre otras músicas, le pedíamos que nos
cantara una que nos gustaba mucho y nos hasía reír, tanto a mi
companiera como a los ninios: Indio pata susia / no pises la
alfombra / porque la seniora / se enoja, se enoja! Vivía en humildes
y despojadas piesas de pensiones. Comía salteado, día sí y día
tampoco. Recurría a un método de ejersisios de consentrasión, para
sentirse mejor y “sentir mejor a este puto mundo.” Trabajaba
leyendo y escribiendo en alguna mesa de cualquier café de la caye
Corrientes.
Le dominaba una idea reiterativa, casi un leit motiv: “ Tengo que
ganar mucha guita para comprarle una casa a mi vieja en Tandil…”
Sara: La Madre.Sierto mediodía del verano del 70, se acercó al
BarBarO instrumento en ristre. Peló una sobada hojita de papel con
anotaciones y puso a nuestra consideración la nueva versión de la
letra de “No soy de aquí”. Las cosas no marchaban como él quería
en RCA: no movían ese tema en el que tanta confianza depositara
y, asesorándose, comprendió que modificando la letra, podía
contratar de nuevo con otra discográfica la amada cansión. Con
Eddy Cramer – un “triunfador” y especialista en cansiones
ganadoras de festivales -, le acompaniamos a las ofisinas de
Odeón, donde le resibieron como lo que era: un artista y creador
destacado!
Como con un multitudinario resto de otras cosas valiosas y tan
queridas, el golpe sívico-militar de marzo de 1976, hiso un buraco
negro en nuestras esistensias. Él salió al esilio hacia México:
“…su presencia en Argentina se hace imposible e insostenible; la
dictadura no puede permitir la difusión de su canto, lleno de
denuncia e insolencia…”, escribe Fernando González Lucini. (3 )
Yo emprendí el camino hacia España, donde ya había dando
resitales de cansión poética en 1970: tenía colegas, amig@s y
companier@s y me desenvolvería con mayor protesión en el seno
de la lengua materna. Por si las moscas, mi título de médico , por
acuerdos internacionales, era reconosido casi automáticamente.
Nos reencontramos en agosto de 1986, a la puerta de un teatro
para oír al amigo Moris y su rock perpetuo. Esos dies anios nos
habían dejado costurones en vés de sicatrises. A la salida,
charlamos en la pisería “El Cuartito”, y su relato me dejó
estupefacto. En EEUU, se casó con una muchacha estadounidense
y tuvieron una hijita. Las dos fayeserían en un asidente de avión
cuando se dirigían a oírle en uno de sus consierto en siudad distinta
de la que habitaban! Durante un anio, el duelo y la pena lo
devastaron. Reunió fuerzas y retomó el trabajo y, poco tiempo
después, ya en Buenos Aires, le diagnosticaron un tumor maligno
en un testículo. Se operó y radió y safó. Pero aparesieron
complicasiones en la glándula pineal . Ocultaba sus ojos tras gafas
negras de sol: un exoftalmo prominente modificó su vista y su
mirada. Levantaba aqueyas gafas y era otro casi irreconosible!
Hacia 1996, junto con Alberto Cortez montan un espectáculo de
mucho ésito: “Lo Cabral no quita lo Cortez” y, cuando presentaron
la puesta en el Teatro Reina Victoria, de Madrid, les fuimos a ver y
nos reunimos y paliquiamos varios días juntos con Facundo. Su
salud se había agravado: una metástasis en los güesos de la
cadera le tenían insomne y sin hayar analgésico que lo calmara.
Hasía viajes periódicos a clínicas de Houston para tratarse, que por
costosos, disparaban su economía. “Pero tengo 140 hijos!”, nos dijo
esultante. ProvIniendo de Facundo, todo era posible. A través de la
Fundasión de la Madre Teresa, se hiso responsable del
mantenimiento de esos “140 hijos”. Había viajado muchísimo.
Descubrió felís el atractivo fuerte de dibujar y pintar. Fantasiaba con
hacer esposisiones. Pero ya aparesían las primeras seniales de
fatiga y cansansio. Su vitalidad fue siempre admirable y la
capasidad para sortear obstáculos, una cualidad maraviyosa.
Cuando desde España preguntaba por él a los amigos en común
que le habían visto, me desían moviendo vivamente las manos: “
En Argentina, Facundo es Gardel!”. Qué bueno! Había ganado el
local reconosimiento debido que se resistía, se le escuchaba y
consideraba. Se asentuaron sus creyentes perfiles predicativos: su
adhesión incondisional al humanitarismo solidario, su sed de justicia
planetaria, su defensa de la noblesa del hombre desprotegido y su
repudio al odio clasista. Nos dimos un largo abraso a las puertas de
un teatro sobre Avenida de Mayo, donde se presentaba. Corría
marso del 2006: alrededor el vibrante aire de victoria popular sobre
la genosida ignominia castrense: 30 anios del Golpe!
Con el paso del tiempo, y también a causa de este trágico
desenlase inimaginable, la vida y travesía de Facundo Cabral se
convertirá - si ya no lo es! – en un inmenso púsle generador de
mitologías y distorsiones.(4) Que estas pocas piesas recortadas de
mis recuerdos, contribuyan a reconstruir lo más fidedignamente
posible, el semblante de la asarosa esistensia creativa de tan
fabuloso y fabulante Hermano esepsional.
Hoy, que aqueyas mieles, son hieles…
Poni Micharvegas
Madrid / 3602NE
( 14.07.2011 de. C. )
Notas y enlases:
1// BarBar0:
http://es-la.facebook.com/pages/BARBARO-BAR/156959966588?
sk=wall&filter=12
2// Contracanto, Auditorio Kraft:
b1971http://www.facebook.com/pages/Auditorio-
Kraft/113372522079518
3// “… y la palabra se hizo música: El canto emigrado de
América Latina”, por Fernando González Lucini. Tomo III, páginas
267 a 272.Ediciones y Publicaciones Autor S.R.L., Madrid 2007.
4//
Entrevista:
HOMENAJE A SERGIO YETI MULET
PALABRAS COMPANIERAS PARA EL YETI MULET
…hermanoamigocompaniero cantás
sobre las piedras que tapan la única salida
sobre el himno hiperbólico del librepensador
atado al pensamiento libre
cantás la espresión tremendista de un augado
agitando sus güesudas manos gestuales
intentando atrapar los pies con ojos de la poesía
las frentes sudadas con ojos del teatro
cantás el pecho con el ojo único
de un atlante sobreviviente preguntándose
por sus suenios enterrados y deformados
entre las olas rabiosas del oséano-lupa
en los líquidos espejos cóncavos-convesos
del parque de diversiones de las pesadiyas
que siguen al insomnio anfetamínico espídico
delirantes de darle y darle como en bolsa
hasta secar la jeringa la boteya
el frasco entorpesiente
la vena resbaladisa y roja y asul
que tiene la amargura de un cayo profesional
de fracasos y espectativas falsas
con la palabra de la lírica enjaulada
y la palabra tachada del sine denunsiante
y la palabra de la cansión en las orejas peludas
de hipopótamos consumistas
en las palabras que son alaridos sordos
alaridos mórbidos del teatro de toda crueldad humana
la palabra de la música chirle
transculturante
con notas rotas en partituras escritas
en lenguas desconosidas
la palabra de color ásido de la pintura de sircunstansias
en el sementerio de los automóviles destartalados
naturalesas muertas-vivas
sobre la mesa desértica de los cagados de hambre
imágenes astractas
que nos eviten cualquier referencia
a eso que duele y no calma y yora y no calma
que no declamen su rencor onírico
ni nos deletreen nuestras miserias como a perros
ayí vos y yo y todos aqueyos amaestrados
sobre el sujeto contemporáneo
y la sujeta contemporánea
( siempre la misma milonga de “cuándo yegará?”
“cuándo vendrá a vernos?”
“cuándo este hoy será aquel maniana?” )
y chamanes agitando abalorios hechos con hongos secos
y los gerentes de radios diarios revistas orquestas
con esa batuta de oro que parece infinita
y ya está hipotecada
tarúpidosidiotas
ya está hipotecada por la lúgubre inevitable
y tan puntual…
Poni Micharvegas
Madrid // 3455NE
Ceremonia- Homenaje al Yeti Mulet: Poni Micharvegas y la actrís María Noguerol
Ceremonia Yeti: Poni, Max, Nati, cantando "Jugo de tomate frío" - con la guitarra de Gabis
HOMENAJE A RODOLFO QUIQUE FOGWILL
Help a él
Hace exactamente un año, moría Fogwill. Así como había escrito algunos de los mejores cuentos argentinos de las últimas décadas, una novela emblemática sobre Malvinas (Los pichiciegos) y un puñado de novelas en las que diseccionaba con ojo sociológico el devenir de la sociedad argentina en democracia, él mismo se había ocupado de mitificar su vida: cárcel por estafa, fortunas dilapidadas, doble vida publicitaria y mucha cocaína. Durante estos doce meses, su hija Vera, que ya lo despidió en un texto memorable en este suplemento, se encargó de lidiar con su legado: sus papeles póstumos, su caótico departamento y su fantasma. Concluida la tarea, este es el texto con el que da por terminado el duelo.
Los cables que tardó meses en desatar y el cinturón de seguridad que se robó de un avión y usó para colgar un helecho.
Por Vera Fogwill
Todo este año de mi vida se definiría desde afuera como el año de duelo. La palabra duelo tiene su origen en el latín duellum y significa “guerra”. Por lo tanto, permite hacer referencia a la pelea o al enfrentamiento entre dos personas o dos grupos. El duelo psicológico, por otra parte, según los diccionarios, es un proceso que tiene lugar tras una pérdida irreparable. El duelo es una reacción natural y necesaria ante la pérdida de un ser querido (la muerte de un familiar, un amigo, una mascota, etc.) o de un evento o condición (un divorcio, un despido laboral). En mi caso podría acercarse más al otro duelo, aquel que se disputa entre dos personas, y agregaría mundos y, agregaría, entre dos universos: el de acá y el de allá. El de “vivir afuera” o “adentro”. Yo siempre viví adentro. Silvina Ocampo dijo: “No soy sociable, soy íntima”. En esa frase me veo reflejada. Quizás mi padre lo percibió más que nadie antes y después del combate, la guerra, el duellum. En la dedicatoria de su libro Vivir afuera me escribió: “A mi hijita que vive demasiado adentro porque sabe que tal vez afuera es peor, el viejo”. La tragedia empieza antes de la tragedia y la guerra, entonces, comienza antes que se disparen las primeras armas. Me prometí que el 21 de agosto voy asesinar a mi padre y así lo haré. Quizá sea la única forma de retomar mi propia vida. Aquella que yo había elegido para mí y no la que el destino me entregó como alternativa. Mi padre hoy es esa persona que me va guiando y que dirían los yorubas tomó posesión de mí y, por ende, me ha dejado obsesiva. Pero no hay enfermedad mientras el enfermo la padece con conciencia y sabiduría. Si hubiera estado, aparentemente vivo, o aparentemente muerto, no me hubiera costado tanto.
Entré a su casa recién al mes. Antes no quise. Abrí intentando no electrocutarme con la llave de luz de al lado de la puerta, que siempre había estado en corto. Las moscas zumbaban y volaban de un lado al otro. Giro mi cabeza y veo los restos de su última cena. El plato de fideos con tuco al ajo sin lavar junto a las cacerolas habían invitado a cientos de insectos voladores, a los cuales, por una vez en mi vida, no les tuve miedo. El terror que me invadía era tan grande que nada ya podía darme pánico. A lavar los platos –me dije–. Era lo primero que supe que debía hacer, como si pudiera lavarme las manos de paso en ese hecho –y ojalá lo pueda hacer de una vez y de tantas cosas a la vez.
Dos de las muchas colecciones que Vera Fogwill encontró en la casa de su padre: los boarding pass y encendedores.
Las hijas mujeres limpiamos los restos de todo, repartimos las cosas, tiramos los calzoncillos y forros sin usar y donamos lo que queda. Menos los zapatos, si somos judías, por si el muerto sigue caminando, como dice la tradición. ¿Pero si somos solo boludas?... ¿Qué hacemos?... Todo. Todo lo que hay que hacer, más lo que harían los otros, de los otros, por las dudas y también cualquier idiotez que se te cruce en ese segundo. Porque las boludas no podemos esperar y pensamos todo al mismo tiempo. ¿Y si además de boluda sos médium?... ¿Qué hacés?... Y, te convertís en una boluda tamaño mayor, que además está psicótica. ¿Pero si en el fondo sos indispensable? ¿Qué hacés?... Hacés todo lo que les corresponde a todos los demás. ¿Y si en el fondo hay un ser humano? Te vas dando cuenta en el duellum cuando la situación es tan miserablemente triste y desencantadora que entendés que tenés una raza. Terminé de lavar los platos sin pensar en todo eso. Abrí los ventanales y los insectos huyeron de mí. ¿Y ahora? –me pregunté. Pensé en la revolución rusa, en estudiar la estrategia y el territorio, en la causa y en el efecto. Me doy vuelta y veo el campo de acción. Todo estaba ahí tal cual lo dejó en su última visita. No podía darme cuenta si fue antes o después de fallecer. Me llama una carta. Me acerco, es de la empleada y está sobre la mesa. Dice: “Señor vine pero no lo vi”. Esa nota la firma mi hermano, el que me sigue, con solo un “recibido” y la fecha. Quizá “él” pensaba que “él” era un fax. Pienso que debe haber sido cuando trajo sus pertenencias del hospital. Nadie más entró. Yo levanto el teléfono y la llamo: –Se murió. Dominga ya lo sabía por su otra patrona que lo leyó en el diario. Silencio. Tristeza. Le pregunto cuánto le debía. Sabía que mi padre dejaba grandes deudas y que esa sería pequeña. Venga mañana –le digo–. Ahora sí miro todo. Pero sólo veo botellas de agua. Ese día iba sólo por unas horas al mediodía pero terminé sin poder irme hasta la mañana siguiente. Habré tirado siete bolsas de consorcio de botellas de agua abiertas pero sin terminar. Dengue. Primero pensé en tirar el agua y guardar la botella. Después de unas horas de hacer este acto tan inútil –como otros tantos que suelo hacer– me dije: ¿Para qué voy a guardar la botella? Pensé en hacer un castillo ecológico de botellitas en la plaza para los chicos. Una vez había visto en Cabo Polonio una casa así pero de botellas de vidrio. Luego pensé que era absurdo y así tiré siete bolsas de consorcio de botellas con agua sin importarme más el dengue. También muchos frascos de vidrio de yogur y de miel y bolsas. Fogwill coleccionaba botellas, bolsas de plástico de los supermercados chinos y frascos. Eso era la parte ecológica. Todo lo reciclaba. No compraba un frasco para cereales, ponía los cereales dentro del frasco vacío de la miel. Y no tiraba nada. Fogwill coleccionaba motores de barco, discos rígidos, monedas, tickets de avión, boletos de metro europeos, tuercas, herramientas de todo tipo, cables de computadora, adaptadores, enchufes y llaves de todos los tamaños. Llaves que no abrían nada. Y sólo encontré puertas sin cerrar. Es que jamás cerraba la puerta de su casa, vivía con la puerta abierta. No era exhibicionismo era sólo el control de la vida de los otros que miraba pasar. No usaba perchas. La ropa colgaba por un sistema de sogas de barco, especialmente instaladas, en la baranda de las escaleras; o colgaban a través de un diseño exclusivo de lentes de agua, uno a otro anudados, armando una cadena de enganche para sus trajes, tapados y pilotos que nunca colgaba dentro de un placard y que planchaba colocándolos un rato dentro de la heladera. Cientos de cables de sus computadoras viejas creaban unos colgantes para los helechos que se estaban muriendo de un mes sin agua. A regarlos a partir de ahora y tres veces por semana –me ordené–. Para regarlos tenía que subir unas escaleras y poner un balde debajo porque perdían agua y arruinaban aún más el piso. Fogwill también se robó un cinturón de seguridad de un avión y lo colocó en una viga para atar una planta que colgaba. Me llevó casi dos meses desanudar todos los sistemas de enganches de cables, sogas y cinturones. Pero esa noche solo me ocupé de sacar las máscaras de oxígeno, las sondas de pierna ambulatorias, los puff de los inhaladores que habitaban todas las partes y los remedios, por si mis hermanos menores querían ir, para evitarles el escenario. Pero cuando tuve un container preferí guardar todo e inventariarlo. El inventario de medicamentos que hice tiene diez páginas. Un poco más tiene el inventario de cables. ¿Cómo explicar que me dejó tantas curitas?... Vaya ser que me lastimara. O tantos puff que coleccionaba en frascos. O respiradores. ¿Pensaba que me quedaría sin aire ya?... ¿Lo sabía?... ¿Cómo conciliaba la medicina homeopática y la alternativa con las sobredosis que se pegaba de combivent, butral salbutamol, atrvent HFA y Salbutral. El kilombo Fogwill y su orden es casi indescriptible. De cada libro se me caía una pasta diferente, un pucho roto semifumado y un forro. A los puchos los partía en la mitad y luego los pinchaba con un alfiler para que la nicotina y el alquitrán se esfumaran antes de llegar a su boca. Consejos de los cantantes de ópera. Nunca pensó en mejor dejarlos. O de un libro se resbalaba una moneda, un ticket, una nota y un fáctil. También de uno, se me cayeron sus uñas, se devela que mientras lo leía, se las había cortado. Estaría aburrido. Pero los dientes estaban en otra parte.
Esa noche, tomé la decisión de ir a visitarlo día tras día. Entrar, sentarme en su butaca de madera y mimbre a mirar, a leer, a pensar, a encontrar, a tirar, a guardar. Los primeros meses me quedé simplemente sentada sin saber cómo empezar abrumada por su universo. En realidad estaba aplastada no sentada. Ahí se me apareció, al poco tiempo. Era una noche de tormenta y me imaginé que se inundaba su casa, cosa que sucedía con la lluvia. Fui. Barrí la pileta que se había creado en la terraza y saqué las hojas de la canaleta apurada. Bajé empapada las escaleras caracol y lo vi. Estaba riéndose en su sillón recostado, con el dedo pequeño introducido en su boca y cantando su pipi-piiipi –que era un loop, de dos negras, una blanca con puntillo y otra negra, más un silencio de semicorchea, que desde que había dejado de fumar (decía él) funcionaba como una palilalia que no podía evitar y que, para peor, se le pegaba a todo el mundo. Hasta mi hijo hace ese pipi-piiipi el día de hoy. Allí estaba él, tirado, contento, regocijándose en que su hija finalmente estaba ahí, ordenándole todo, como cuando era una nena. Tenía ocho años y llegaba a su casa el sábado a la mañana y me dirigía a limpiar la cocina de toda su semana: los platos y los restos de sus tertulias con amigos. Dejaba todo impecable y a eso de las cuatro de la tarde lo despertaba para una reunión importante a la que él finalmente no asistía y seguía durmiendo hasta las seis o siete. Antes de despertarse siempre gritaba como un moribundo “aguaaa”. Y ahí estaba él, sonriendo. Help a él. Eran las nueve de la noche. Y no tuve miedo. Más bien me confirmó lo que intuía. Era mi guía. El y yo habíamos tenido experiencias mediúmnicas juntos. Veinte años atrás ambos vimos a mi abuela la misma noche vestida igual pero treinta años más joven de cuando se fue. Sin embargo, yo se lo confesé tiempo después, para explicarle claramente que su hija desvariaba y él me dijo que no, que él la vio vestida igual, de la misma manera, esa misma noche, confirmándome que desvariábamos los dos. Silencios. Es una habilidad que no practico. Llega. No la ejecuto. Me obliga. Y ciertos libros de ejercicios espirituales que ambos estudiamos en silencio me lo comprueban. Libros que aconsejan golpearse con cinturones de noche hasta sangrar para resistirse a las visiones. Pero estoy segura de que ninguno tuvo que practicarlos. Las torturas nos llegaron de la vida solas sin tener que hacer ningún esfuerzo y sangraron solas también y ya ni duelen pero tampoco cicatrizan. Ese poder Fogwill lo usó para combatir su adicción a la cocaína. Como hizo la carrera de medicina, aunque jamás ejerció de médico más que suyo, fue dejándola. Durante diez años fue graduando paulatinamente la dosis hasta llegar a estar limpio. Debía tomar algo como para evitar la agresividad y violencia que lo poseían sin motivos más que un ruido o una pregunta tonta de otro. Sus últimos diez años era un santo y hasta naturista. Ni rasgos de aquél.
Y así, durante casi un año él me diría qué hacer, cómo y dónde. Al muerto le llegaban mes a mes sus tarjetas, llegaban las cuentas de banco, los créditos pedidos meses antes de irse. Varias cuentas de banco para ceros centavos. Y ahí estaba la poseída, sentada con su abogado o visitando bancos y a los encargados de cuentas, cerrándolas y enterándome de sus movimientos, del dinero que pidió solo meses antes de irse para comprarse una digna computadora nueva. Pero eso no es nada. Los hackers para desentrañar sus diferentes contraseñas de banco, de mail, de web, de computadora para la privacidad de sus trabajos. Los detectives que me iban dando las claves. Y así. Un día –el primero y último– que entré en una de sus cuentas de mail encuentro una carpeta que decía locos. Decido empezar por ahí, ni lo dudo, es un mensaje. Abro el primer mail de la carpeta. Una joven de nombre desconocido para mí le escribía: “¿Y Fogwill?... ¿Quién va limpiar y ordenar tu casa cuando te mueras?” Parecía un chiste de mal gusto suyo. Faltaba su risita. Desistí. Yo no voy a leer sus mails para informar a la familia de tal o cual cosa, no voy a encontrar lo que falta, no voy a esclarecer las dudas. Si, digo la familia y no me involucro. Es que es la familia y yo. Yo no formo parte de ninguna otra familia más de la que elegí. Tengo hermanos que amo. Pero es mi papá y el de ellos. Todos hemos sido hijos únicos. Nada me ha unido a mi hermano pianista, ni a mi otro hermano que vive afuera, cerca, pero afuera. O a los otros, tan chicos que directamente tuvieron otro padre, otra persona, tan distinta a la que era. Un padre con treinta años de padre y errores para mejorar. Un padre mejor. Y todos vivenciamos su muerte de manera distinta. Así llamé a una amiga historiadora que admiro mucho y le propuse que haga el archivo. Los mails que los lea ella –me dije. Cuando Vero entró, ya tenía todo delimitado: “Ahí están las fotos, los contratos, ahí sus trabajos de publicidad, eso es tal cosa”. Yo me había abocado a saber qué había y dónde y por consejos de ella no había movido absolutamente nada. El catálogo de cómo dejó todo, dónde y por qué. Esa imperiosa necesidad que tienen los archivistas de meterse en la mente del otro a través de cómo hacían sus cosas y cómo ubicaban las cosas. Vero abrió sus cuadernos y yo también los había abierto. Pero dice: “Todos sin terminar. Escribía la mitad y empezaba otro”. A mí me dejaba sin cuidado, a ella no. También me habló de la repetición. Para mí era natural, debo ser parecida. Una foto impresa veinte veces y puesta en veinte lugares diferentes, señales. El problema sería con sus inéditos que están guardados aproximadamente diez veces con el mismo nombre y treinta veces por cambio, lo que implicaba leer cada versión, adivinar la fecha (porque en su computadora tenía desconfigurada la hora, el día y el año) y adivinar cuál fue primero, si quitó el segundo final o decidió agregarlo o al corregir en realidad lo quitó, o decidió seguir poniendo y esas cien páginas leerlas más o menos mil veces para desentrañar alguna verdad que solo él tiene y darse cuenta que sólo lo guardó repetido por las dudas y que no había ningún cambio. Supe que Verónica ya estaba en el universo Fogwill cuando lo saludaba al entrar y se despedía de él al salir o cuando le preguntaba: “Quique: ¿dónde dejaste tu partida de nacimiento?...” Y segundos más tarde se dirigía a algún cajón, agarraba una carpeta específica y aparecía lo que ella buscaba en vano durante semanas sin preguntarle o pedirle permiso. Cuando ya estábamos vaciando su casa yo sentí que se había ido con su cama. Pero Vero me dijo que no, que andaba todavía por ahí. No sé aún a cuál objeto está aferrado. Pero Verónica parece tenerlo claro. Y él parece estar demasiado contento con Verónica. Y no se fue. Sigue. Va guiando. Elegí al azar por Internet una baulera judicial para guardar temporalmente su biblioteca y algunos de sus objetos de colección mientras se defina la situación de la fundación. Lleno el formulario en Internet para solicitar un presupuesto. Minuto después me llama el dueño conmovido. Era un amigo suyo, nadaban en el club y hablaban de autos y relojes. Me hace un precio. Demasiadas coincidencias. Hasta de lo que me quise escapar terminé teniendo que hacer. No hubo caso. Nadie pudo nada. Nadie de la familia tiene un rato para dedicarle a esto. Son todos importantes y hacen cosas muy importantes. Antes de que mi papá parta yo me estaba dando el alta en terapia. En mi caso, el alta siempre se lo da el paciente. Nunca el analista. Pero en la última sesión lo internaron. Y, por supuesto, tuvo que dilatarse el alta. Luego supuestamente murió y también no era el momento. Un mes después, yo insistía en que no podía ingresar a su casa y tenía los tickets para irme a vivir por fin afuera con mi familia y deseaba eliminarme del listado de herederos, aunque el abogado insistía que dicho derecho era ilegal, cuando por fin mi terapeuta me avisa que mi papá tenía muy claro que yo me ocuparía de todo y por eso dejó todo así. Me fui enfurecida jurando no regresar más. Y no regresé a terapia. No tuve tiempo. Tenía razón mi querido Luis. ¿Cuánto debo pagar para vivir? Aún no lo sé. Y así yo me di el lujo de leer todos sus inéditos como si fuera una lectora más, como cuando aunque tuviera cinco años la entrega del primer libro era para mí.
Un día se roban la lápida del cementerio. Fue él, estoy segura. Nunca tuvo nada que no se le rompa o se le pierda una parte, nada. Vivía en un departamento de mi hermano. Nada funcionaba sin él. El calefón lo prendía con un golpe con una pinza muy pesada para mí. Todo desarmado: los aires acondicionados y las estufas sin carcasa, la computadora sin funcionarle las teclas con un teclado anexo y unos cables especiales para que el visor y el teclado pudieran estar muy lejos. ¿Cómo escribía un escritor así?... No era dejadez, era desinterés. Siempre fue así. O interés por los circuitos. Una vez no me andaba una computadora, estaba él y me la arregló, la desarmó toda. Fenómeno. Pero... ¡papá! ¡ahora armala! No, si anda, ¿para qué la voy a armar?. ¿Por qué perdió barcos, colecciones de autos antiguos, casas, bibliotecas enteras, muebles, obras de arte y ninguna carta de un amigo?... ¿Por qué están mis cuentos de cuando ni siquiera sabía escribir y sólo los dibujaba porque eran orales y no está el departamento que tenía que heredar, que nos dejó mi abuelo a mi hermano mayor y a mí?... Porque él encontraba valor, mucho más valor a todo eso y yo desgraciadamente también. Por eso no tengo nada. Partes del todo, su título nos describe perfectamente. Partes del todo. Y así, todo este año fueron engranando las partes para que llegue a ser nada. Nada para mí. Mucho para todos.
Sentí desde el momento que entré que le debía algo. Su vida fue la literatura, el pensamiento, la evolución y yo como hija tenía ese deber moral de dejar su vida en el patrimonio de la literatura universal. ¿Cómo haría esto?... Haciendo todo para que su obra esté al alcance de todos y su vida, que es una obra, también suya. Más de cuatrocientas cartas con escritores como Osvaldo Lamborghini, Juan José Saer, Héctor Viel Temperley... Verdades, profundidades, libros sin editar, novelas, cuentos, ensayos, poemas, chistes y adivinanzas u oráculos de bazooka sin imprimirse aún. Sus chistes. Los que nos hizo comer él. O se va de una vez o debo asesinarlo, no hay salida. Sólo quiero que sus libros tomen posesión y se instalen en las mentes de miles de otros, ya no mías. Mi responsabilidad si la tenía ya supongo que la cumplí. Hasta me ocupé de restaurarle la casa que mi papá no pudo evitar destrozar a mi pobre hermano, a quien además le cayó un embargo de cinco cifras por ser su garante alguna vez. Igual nosotros somos como él, eso significa que sabemos, en el fondo, que nada de eso es importante. Pero en el equilibrio de las cosas uno pone la guita y el otro pone el cuerpo. Los demás no existen. Y el costo mental es igualmente difícil para ambos. Pero pienso que mi tiempo no me lo devuelve nadie. El dinero ya está regresando con sus derechos. Pero el tiempo es un tiempo perdido y quién sabe ganado. ¿Qué es más importante que elaborar la muerte? Nada, se está entendiendo la vida. Ahora yo voy a descansar en paz. Y creo que mi padre también.
HOMENAJE A RAFAEL MITRENKO
Rafael Mitrenko
(26 de agosto de 1939- Argentina // 6 de diciembre 2011, París. Naturalizado Francés)
Artista plástico argentino radicado en París, falleció a las 21,30 de ayer, 6 de diciembre, luego de padecer una grave enfermedad que se complicó en los ultimos días con problemas respiratorios. Heather, su esposa, y los hijos Ivan y Alenka estuvieron con él hasta el último suspiro y también Rafael estuvo acompañado desde tantas distancias por sus amigos, con los que supo entablar una relación alegre, profunda, plena de vivencias, honesta y solidaria, rica de diálogos donde su gran sensibilidad brillaba franca y fraternal.
Me escribió hace un tiempo que su salud andaba “como caballo de calesita”. Esos altibajos que siempre volvían. Pero no perdió nunca la alegría de las vueltas de la vida, el poder de curiosear, de emocionarse. A cada aparición de la revista “Isla Negra” respondía con un mensaje donde comentaba las lecturas que había preferido, preguntaba por algún autor, evocaba imágenes que le recordaban obras, artistas, escenas capturadas por el pincel de los tiempos. Él trabajaba con las esencias.
Iban y venían relatos de andanzas, preguntas y respuestas, encuentros que siempre debían esperar un poco allá o acá. Aconsejaba, opinaba con rigor y honestidad intelectual admirables.Mojaba sus pinceles y andaba atento a los canarios y a la cotorra que acompañaban al artista y a su dulce compañera, Heather, “que de sus gorjeos llegaban revelaciones de la poesía”, decía.
El compañero Rafael andaba preocupado por el mundo, es decir por los pueblos y la naturaleza, no tuvo una posición indiferente a los sufrimientos humanos, fue constante su apoyo a las causas justas, fue constante el sueño más alto, fue consecuente.
Uno de sus últimos trabajos, un retrato del poeta Zelarrayán con quien cultivó amistad. Recuerdo ese retrato, recuerdo la corbata roja de Zelarrayán, hacia un lado, llevada por algún vientito querendón, un impulso vital, sobre los territorios del corazón.
Hace un tiempo fuimos presentados a la distancia por el maestro y poeta Martín Poni Micharvegas, fraterno encontrador de sensibilidades
y guerrero de las hermandades más humanas. Iban y venían a veces charlas de a tres, botellas al mar que sabíamos atesorar. Él también se estará preguntando sobre las terribles injusticias que se provocan sobre las claros escuadrones de la gente necesaria. Rafael era una de las personas necesarias. Presente en cada codo a codo. Entusiasta con la ternura. Vamos a llevarlo con nosotros en las marchas que desafían noches y tormentas. Como si en primera fila, Rafael con sus pinceles, abriera espacios de puraluz para hacernos más fácil el camino.
Gabriel Impaglione
Se nos fue el ruso
Gran sensibilidad para el color
Fuerte temperamento que reflejó en su pincel
Amante de lo bello, de Lucian Freud,
de las novelas policíacas,
de los paseos por su querido Paris…
Mierda se nos fue el ruso
Esa verdad seca
ese talento voraz
don Rafael Mitrenko,
el Mitre para sus amigos,
de ancha alma, hombre de tesón
y puro corazón
Artista que inicia viaje a Ítaca
donde la musa Mnemosyne
nos entregará su recuerdo
junto al de otros grandes pintores argentinos
nacidos en la década del ´30
pintor Rafael Mitrenko
(1939-2011)
No me puedo despedir de ti,
sólo decirte hasta luego,
Tu amigo siempre
Eduardo Bute
HOMENAJE A VINCENZO CONSOLO
UN RICORDO
Amigos:
Seguía esperando, hace tiempo, otra prometida correspondencia suya.
Y su largo silencio me llenaba de dudas, de inquietudes.
Un impulso, casi repentino, me llevó hoy a preguntar por él.
Y un amigo acaba de informarme, desde Italia, que el 21 de enero falleció mi querido, mi admirado Vincenzo Consolo.
Lo siento mucho, mucho, muchísimo.
Hemos perdido a uno de los pocos, a uno de los grandes.
A uno de los nuestros.
A un narrador que era la poesía.
Nos queda su ejemplo y su palabra, ambos indelebles.
Su palabra viva, vivísima:
“Se le parole si
fanno prive di verità, di dignitàe di storia,
prive di fuoco
e suono, se ci manca il confortoloro, non c`è che
l´afasia.
Non c´è che il buio della morte,la notte della vita...”
*
“Che vale, allora, amico, lo scrivere e il parlare?”
Y también, claro:
“O ignote forme, presenze vaghe,febbrili assenze, noi aneliamo verso dimore perse, la fonte ove s´abbevera il passero, la quaglia, l´antica etá sepolta, immemorabile.”
“E tu, e noi chi siamo? Figure emergenti o svanenti, palpiti, graffi indecifrati. Parola, sussurro, accenno,passo nel silenzio.”
“Era così per lui, per la famiglia o pure per ogni uomo, per ogni casa? Di questo luogo, di questa terra in cui era caduto a vivere, di ogni terra?”
“Eh, la penna... Hai il dono della penna!” gli diceva Cicco Paolo.
“E tu della parola.”
“Parlo, sì, e quel che dico svanisce come il fumo...”
“Sai ragionare.”
“Forse... Ma immaginare è meglio...”
“Io mi perdo nell´incanto. Mi pare sempre d´esser fuori, estraneo, di camminare sopra le mura della Rocca, di precipitare...”
“È mai sempre questa la scrittura,è l´informe incandescente che s´informa, il suo freddarsi, il trapassare stilla a stilla nel segno, suono, nel senso decretato, nella convenzione, nella liturgia della parola?”
“Pensò che ritrovata calma,trovate le parole, il tono, la cadenza, avrebbe raccontato, sciolto il grumo dentro.
Avrebbe dato ragione, nome a tutto quel dolore.”
Y sobre todo, al menos para mí:
“Ma prima è l´inespresso, l´ermetico assoluto, il poema mai scritto, il verso mai detto. È il sibillino, il mùrmure del vento, frammento, oscuro logo, profezia dei recessi, È la ritrazione, l´afasia, l´impetramento, la poesia più vera. O l´urlo disumano.”
Un fuerte abrazo a todos.
Y que él nos ilumine.
rodolfo alonso