Gabriel IMPAGLIONE - eneabiumi

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Gabriel IMPAGLIONE



Dicen las piedras

De la tierra viene la piedra por eso la piedra es un arma pura.
La tierra elige el puño que lanza la piedra por eso el puño
que lanza la piedra es un puño puro.

La tierra busca en la piedra y en el puño que tiene la piedra
su futuro de casa abierta y de luz de pan y de puño libre.

La tierra tiene razón, ella es un caballo enfurecido
cuando vienen a morderle el horizonte.

La tierra y sus caballos van de palmo en palmo por la piedra
y por los puños y con el corazón en ristre alzan muros
de piedras con alas para defender el alba.
La tierra sabe, tiene memoria, recuerda las cocinas
que alzaban la bandera del día desde las ventanas.

Sabe, recuerda los festines del verdugo que arrasando
cocinas desterró las banderas que eran como una música.

Sabe, recuerda a sus niños, uno a uno, nombre por nombre,
y a las mujeres y a los hombres que la florecían
de olivos brillantes bajo el crepúsculo.

La tierra tiene memoria, y en cada parto de la piedra
la ofrece como una revelación, le nace alas
le traza una luz en el costado para que lleve el Basta.

Para que grite Esto es Nuestro.

Aquí nacimos, aquí estamos muriendo dice cada piedra.
Y dice cada piedra:
también de indolencia, a golpes de segundo mortal
y de silbido homicida estamos muriendo

en manos del fuego más terrible morimos, y también
bajo la ocupación bestial de la indiferencia
dicen las piedras.

Pero ya todos sabemos que las piedras no mueren.
Son como algunas palabras. No mueren.
Alzan con su vuelo muros de luz para decir vida.


disegno di Poni Micharvegas

Fidel
Para después y porque sí
juntó los elementos
la clave de la era
quemó naves  
               noes
                    nadas y jamases
                             y trepó al futuro.
Con pasos perdidos
viejas escaleras y otros materiales
levantó andamio
para clavar con filosa
                         palabrajusta
el canto en el viento.
Y el viento atizó
las estructuras del fuego
- (él lo sabía) -
descubrió territorios de luz
donde cantaron los grillos,
despertó el humo de los pueblos
los gallos
              las guitarras.
Le nació voz infinita
                            a los hombres.
De: “Parte de guerra y otras anotaciones”

 
Prisionías
                                                         A Marcos Ana
Cómo explicar las prisionías
de los hacedores del pan.
Sus vidas como guitarra
que nombra   puro corazón encendido
para atizar el canto.
Y canto contra olvido.
Vértigo de la memoria que asoma
siempre alto como mediodía
o corriente mansa
que murmura se revive y está allí
siempre en los pliegues del silencio
para escucharnos.
Copla montada en el viento
que hace ladrar a los perros
galopa y descubre rumbos
donde los besos nacieron.
En sus pozos de muerte los verdugos
encadenados aún y todavía   siempre
a su fétida noche clausurada.
Pero los hacedores del pan
por las manos tomadas y los barriletes
del sueño
distribuyen la digna porción
que nos hermana.
                                   De: “Parte de guerra y otras anotaciones”
 
Che aquí allá
                                ¿quién habrá de juntarte otra vez?
                                                                             - Juan Gelman

He visto tu boca
multiplicarse en la caravana de los libres
en ollas callejeras       fábricas       forestas
y tus pies en los senderos del surco urgente.

He visto tu brazo fértil tensar el futuro aquí    allá
y tu brazo de agua alargarse a los hombres de la tierra.

Tus ojos en la noche cerrada: en la violenta
noche de las injusticias.

He visto en el centro del día tu corazón al galope
un palmo de tu piel
componer la cicatriz del compañero.

He visto bajo gastadas camisas
tus pulmones cansados
y en las orillas de los rumbos
las flores silvestres de tu silbo.
Y en cada niño tu sonrisa amurallada de ternura
y tus manos trepadas a herramientas       al cielo
en llamas       al viento ingobernable
a las campanas del siglo.

He visto
en cada uno de nosotros
                        un gesto tuyo que nos hermana.

¿Quién casa por casa llamará a componerte
en la hora infinita?
                                                               De: “Parte de guerra y otras anotaciones”
  
Dalton
En cuerda de fusíl
canto de amor
a boca de jarro.
De cañón de guitarra
salva que saluda
al nuevo hombre.
De: “Parte de guerra y otras anotaciones”
Ahora gotacola
Ahora que la sed agobia y las tuberías
se anudan en el Norte;
ahora que han prohibido cavar pozos
porque derechos, patentes,
los huecos hacia abajo
son propiedad del Emporio Universal
(y se masacra a los desesperados);
ahora que fuentes, cursos,
cada subterráneo hilo ínfimo de agua
corre temeroso
entre tanques, botas y escopetas,
y cada gota lleva
etiqueta
y cada canilla su cartel:
Zonavigiladaelguardiaharáfuego.
Tome gotacola.
Inserte la moneda.
De: “Parte de guerra y otras anotaciones”
Ayití
Tierra de altas montañas en cuyas cimas
apoya el luto su estructura de abismo
para llover después profundamente oscuro
como si una noche desmesurada
ocupara los siglos.
Permítanme que les cuente
un poco de su historia:
A sus costas sin miedo llegó la ignominia.
Infladas velas o demonios blancos
de su vientre bajaron espadas y cañones
perros inciensos verdugos con azufre
y fue entonces muerte el nuevo gobierno
y se decretó exterminio.
Ya no quedaron espaldas para el látigo
y del África trajeron su triste cargamento.
Volvió la ignominia en proas filosas
para abrir otra herida feroz en la isla.
De las naves bajaron hijos muertos y esclavos
y también la semilla del implacable grito.
Con dolor afilado rompieron los grilletes
antorchacanto de volar se alzó en la noche
cuando anidó en el humus la novena luna
se pobló la tierra de bandadas.
Ese primer grito de Ayití fue viento rojo
que pasó quemando yugos e imposibles
y levantó hacia el sur el gran ejército
de nuevas banderas y flamantes himnos.
Permítanme que les cuente
un poco de su historia
porvenir:
Ayití la bautizarán un día los hermanos,
volverá el fuego original la siega urgente.
Será en Ayití en ruinas en duelo en rabiosa
hora el nuevo parto.
¿De las manos de tus doscientos mil muertos
será construida ala y mirada?
¿Sacudirás el polvo de tiranos y sátrapas
gerentes, verdugos, sanguijuelas,
y con sangre nueva sembrarás infinito?
Tal vez no podamos sujetar la tierra
inmovilizar su caprichosa cabalgadura,
pero sí construir la ronda en la hierba,
tender los surcos       la casa del futuro.
Y te llamarás Ayití      hija de tus hijos
media isla universal y pura.
Perla en cuya esencia la llama inexorable
gobernará los tiempos.
        
                                                                De: “Parte de guerra y otras anotaciones”

disegno di Poni MIcharvegas

 Fue en Panzós
 
Fue en Panzós
a orillas del río Polochic
                                   (donde salían café y algodón
                             y entraban latigazos y hambruna)
¿Cómo es que fueron asesinados
doscientos mil guatemaltecos?
Quauhtlemallan...
¡qué bella palabra!
Canto nahuatl para decir bosque.
Gente de Guatemala      gente de foresta
de arboleda infinita      de nidos y frutos.
¡Cómo pudo caerle encima a ese pueblo
semejante oscuridad de un sólo golpe!
¿Cómo le llegó la bestia                    de dónde
con tanta muerte?
¿Cuándo comenzó su cacería?
Fue de los barcos de cruz y de espada
que desembarcó.
Después            como la viruela y otras pestes
diseminó su corazón reseco
el filo hambriento              la avidez sin límite.
.....................................................
¿Porqué en Panzós?
La memoria dicta:
un tal Justo Rufino Barrios, presidente
arrancó la tierra a sus dueños mayas y las entregó
a ciertos alemanes      más altos tal vez más rubios
civilizados quizá         más elegantes......................
Mucho después nació Jacobo Arbenz.
Y nació reforma agraria.
En Panzós entonces tuvieron cuna las semillas.
Hasta el bombardeo de la CIA
el exilio, la muerte reinando de la mano de la United Fruit.
Los finqueros recuperaron el monopolio del látigo
y en Panzós
aparecieron nuevos ricos, como
Flavio Monzón -seis veces alcalde- terrateniente de un día
para el otro                  amigo del cura y el capitán.
Un buen vecino.
Llegó el primer destacamento militar y amamantaron
a la bestia
los pobres soldaditos fratricidas.
El lunes 29 de mayo de 1978 fueron los descalzos a pintar
de gritos la alcaldía.
La plaza se llenó de puños en alto
de preguntas inconvenientes:
Digan señores militares, autoridades, finqueros
¿dónde está la tierra que nos pertenece?
Llegaban de Cahaboncito, Semococh y Rubetzul,
también de La Soledad, Moyagua, Canguachá y Sepacay,
lentamente rumorosos
a mano limpia                       a manifestar.
No venimos a pelear.
Estamos aquí con nuestras herramientas inútiles
huérfanas de milpa
para pedir también por ellas
para que se cumpla nuestro derecho.
Niños, mujeres, viejos, hombres jóvenes
una multitud buscando cuna a la semilla.
-Queremos la tierra    - gritaron -
-la van a tener pero en camposanto   - respondió un militar.
Fueron cinco minutos de metralla.
Desde cada lado de la plaza, desde los techos de la alcaldía
desde cada finca y cada ministerio
desde la embajada imperial  los bancos  desde las oficinas
comerciales y todos los cuarteles, desde mil rascacielos
ametrallaron a la gente.
El valiente coronel Valerio Cienfuegos
que mandaba a la heroica tropa emboscada en la plaza
dijo a la prensa “libre”: esos campesinos se entrenan en el monte
son comunistas            ¡guerrilleros todos!
Soldados manchados de sangre
tiraron a un pozo común los cuerpos rotos.
Cincuenta y tres campesinos q'eqchi asesinados.
De los cuarenta heridos
muchos se murieron por ahí, flotando luego
en el río
que traía y traía cadáveres como si esos cuerpos
fueran siempre los mismos entrampados
en maldita rueda.
Flotando como si una tala feroz río arriba
devorara el bosque
                             se tragara Guatemala.
Quauhtlemallan...
¡qué bella palabra!
¿Cómo pudo caerle la terrible hacha
a un pueblo capaz de llamarse bosque?
Escuadrones del infierno, soldaditos flacos
todos comandados por terratenientes
persiguieron por los montes a los fugitivos
heridos     aterrados   con la muerte en la espalda.
Y la muerte los alcanzaba uno a uno.
Los desaparecía      los rompía con una bala en la nuca
...........................y flotaban por el río.
Entre los acribillados                Adelina Caal, Mamá Maquín,
la mujer que llevaba la llama del canto, que ayudó a parir
sueños y nidos.
No le bastó a Cienfuegos - el heroico-  ni a los ministerios
ni a las embajadas ni a sus elegantes cortesanos
aquel lunes en la plaza.
En el valle del Polochic corrió más sangre.
Agricultores, sacerdotes mayas, mujeres de luz intacta
jóvenes brillantes con sudor inútil.
Más de trescientos cuerpos se llevó la corriente.
Más de trescientos muertos la soldadesca.
Más de trescientos muertos los esbirros
de los terratenientes.
Y la muerte dictó:
El silencio se hará oir en las noches cerradas
cada cuerpo tragará voz y memoria.
Ninguno en pie, ningún dueño de la tierra jamás ni voz ni nada.
......................................................
¿Genocidio es un mecanismo por el cual el poder armado
confiere títulos de propiedad a pocas manos?
Sépalo usted:
nadie ha sido enjuiciado.
Y entonces tuvimos la respuesta:
así echó a rodar la bestia su carnicería, así     treinta y dos años
de barbarie arrasaron aldeas
y la vida de doscientos mil guatemaltecos.
Tres veces caido este pueblo habrá de alzarse.
Tres veces asesinado brotará su savia florecida.
Quauhtlemallan...
¡qué bella palabra!
¿Cómo no ha de revivir un pueblo capaz
de llamarse Bosque?
Los campesinos q'eqchi
señores de la tierra
sin cuna para semilla alzan memoria    y la memoria
se hace bosque                    y se puebla de nidos
y canta.
 De: “Parte de guerra y otras anotaciones”
Voznuestra
 A Martín Poni Micharvegas
Se despide esta voz de mi boca
sin tiempo para comebiéncuidate.
Salta hacia otra hora, le urge tomar vuelo
alzarse en ardua llamarada, en dura desafiante
multitud de preguntas.
Un niño en todas partes      hijonuestro
sabe que no alcanza el aire y a la calle
sube con mano de pedir, con triste mano
de señalar el sol que no está allí
donde debiera.
En hora abierta                hermanonuestro
apaleado cae / sangra brazo inútil
y no basta la sed para rozar el agua y sabe
que el agua no basta para acabar la sed.
Una mujer en su corona          rosanuestra
teje memoria a cada ausencia / sabe
que no será en vano
salir de puntillas para agitar la luna.
Mi voz ya no es mi voz y se ha marchado,
en la corriente del viento ya no es mía,
es Voznuestra      crece en todas partes.
Brotecoroluz      enarbola canto
digno de asombro y de pan.
Que despertemos Voznuestra nos grita,
ya es hora nos dice mientras vuela.
La era convoca de urgencia.
Estremecer el tiempo traerá albaplena,
vendrán sus mil caballos de amapola.
Con urgencia que saquean la risa
la hierba agoniza y con ella el agua.
Que sólo muerte sirven en la mesa
con sus cucharas de repartir tiniebla.
Que ya no hay más razones para callar
mientras nos matan
nos dice Voznuestra
dándonos palabra.
De: “Parte de guerra y otras anotaciones”

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