Luis Felipe NOÉ - eneabiumi

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Luis Felipe NOÉ

artista plástico argentino representante en la Bienal de Venecia / 2009

Noé, sus mundos y sus colores en una merecida muestra
Las obras del artista argentino fueron presentadas en la librería Mondadori dentro del marco de la Bienal de Venecia.


Rómulo Macció, Ernesto Deira, Yuyo Noé y Jorge de la Vega  
( Bs. As. / 1963 )   


Cuando calienta el sol aquí en la patria
(Técnica Mixta / Bs. As. / 1963 )


Yuyo Noé y Poni Micharvegas,
sosios y relasiones públicas del "Bárbaro" (Bs.As./ 1970)

Del libro de Noé: Una sociedad avanzada"
(Ed. de la Flor / Bs.As./ 1971)


Foto inaugurasión Muestra Noé:
de izq. a der.: Carlos Espartaco Méndez Casariego,Luis Wells, Nora Murphy, Oscar Smoje, De Marziani, Yuyo, Deira y Claude Plessier. Sentados: Susana Grané, Jorge Bonino, Keneth Kemble y Gaspar Noé (Bs. As./ 1975)


Esto no tiene nombre (Técnica Mixta / Bs. As. / 1976)


Yuyo en Paris / 1978

EL ARTISTA  en su obra explora y actualiza su, ya otras veces transitado, concepto del caos.

Noé inclinado, trabaja sobre un plano, rascándose la barba mientras toma distancia del trabajo. Noé asistido por un grupo de jóvenes ayudantes, prueba las inmensas pinturas de papel que presenta ahora en Venecia sobre la pared del estudio en Buenos Aires, Noé en plena labor acompañado por Nora, su mujer, Noé que bromea con León Ferrari en el patio de su casa. Y Noé que se saca fotos y disfruta   con su equipo de trabajo como si fuera el equipo de fútbol del barrio. Un artista clave del arte argentino de los últimos cincuenta años,   en las reflexiones del cineasta Pino Solanas, el artista Eduardo Stupía y Fabián Lebenglik, curador de este envío nacional. Así fue mostrado   en el video que acompañó su presentación del jueves pasado en la librería Mondadori, aquí en Venecia. Una consideración fervientemente compartida por todos los amigos, artistas, críticos y funcionarios presentes y fuera de discusión en otro lugar.

Con todo, ¿como es que este maestro, que irrumpió radicalmente en el arte argentino en los años 60, aparece recién ahora en Venecia,  una plataforma que desde la posguerra pareciera justificarse a sí misma por la novedad? Difícil es indagar en pocas líneas las razones del pasado. Pero si es posible encontrar explicación de su presencia actual en las ideas rectoras que acompañaron el enunciado  de Hacer Mundos, que lanzó el curador general de esta edición.

"Hacer mundos no significa necesariamente hacer cosas totalmente nuevas sino también remontar el pasado en sentido innovador", dijo Daniel Birnbaum y sumó otras opiniones: "Hay artistas claves que inspiran a generaciones enteras y sin embargo no son necesariamente   los más visibles en el mundo de los museos y ferias de arte. Quisiera explorar vías de inspiración que incluyen a varias generaciones, mostrando las raíces y también las ramificaciones que crecen hacia un futuro aún no definido".

Sobre estos conceptos trabajó Fabián Lebenglik y la elección casi naturalmente recayó en Noé. "Es el artista vivo más importante  de Argentina; uno de los que mayor influencia y descendencia ha venido produciendo; el más vitalmente joven y el que continuamente  se reinventa a sí mismo", escribió.

Poderosa como se manifiesta, la obra desplegada en una gran unidad y múltiples fragmentos, en las paredes de los altos de la librería Mondadori, podría decirse que su impacto sería aún mayor en un espacio como el que logró Chile.

Desplegada en paredes enfrentadas, la gran instalación de Noé combina por un lado una gran imagen ordenada -des-ordenada en capas geológicas de dibujos y pintura-. Y por otro, una sucesión de fragmentos que parecen resultar de un estallido de la composición anterior.  Es probable que a esta altura de su vida Noé ya no necesite desafíos, pero no cabe duda que éste ha sido uno y lo cumplió con creces:  en su estilo autónomo y lúcidamente crítico.

En esas imágenes Noé explora y actualiza un viejo concepto suyo: el de caos. Y lo hace en los términos de las redes y tiempos superpuestos del presente. Visto desde la historia del artista y en relación significativa con ella, como bien observa Lebenglik, es su modo de "desarrollar lúcidamente la necesidad creativa de asumir el caos de la realidad." Hacer mundos viene a ser precisamente eso: la capacidad que tiene un artista de traducir en una visión lúcida de los modos en que se manifiestan los complejos universos que nos rodean.

Ana María Battistozzi

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